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Sylianne de Vilallonga, la 'hija política' de Alfonso XIII
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Sylianne de Vilallonga, la 'hija política' de Alfonso XIII

Hace años organizar un festejo y que acudieran famosos sin cobrar era lo habitual. No se estilaba el cheque/sitting porque no era una forma de vida.

Foto: Sylianne de Vilallonga, la 'hija política' de Alfonso XIII
Sylianne de Vilallonga, la 'hija política' de Alfonso XIII

Hace años organizar un festejo y que acudieran famosos sin cobrar era lo habitual. No se estilaba el cheque/sitting porque no era una forma de vida. Y los que lo hacían era en calidad de proveedores. Con el tiempo, la oferta y la demanda cambió el sistema y, como dice el refrán, “hasta los gatos quieren zapatos”. 

Asistir a un convite, estreno y hasta presentación literaria se convirtió en un negocio. Los vips se transformaron en celebrities. Un concepto muy amplio que abarca desde el personaje con currículum hasta el colaborador gritón e iracundo, pasando por el prototipo genuino de esta palabra como es Elsa Pataky. Nadie recuerda sus películas pero es un reclamo indiscutible en cualquier evento o portada de revista.

Esta estrategia empresarial de contratar al famoso para promocionar el producto ha caído en picado desde que la crisis económica hizo su aparición. De ahí el mérito de una de las últimas convocatorias organizada en el palacete Fortuny (propiedad de Javier Merino, marido de Mar Flores) para homenajear a tres relaciones públicas de toda la vida. Marilé Zaera, actual directora de la empresa de comunicación MZ, Rafael Lozano y Paco de Rivera. Fueron pioneros en el arte de la comunicación social.

Marilé Zaera reinó durante años en el Cielo de la discoteca Pachá. Por este lugar pasaban todas las figuras internacionales que aterrizaban en Madrid; cantaba boleros el añorado Enrique Sarasola acompañado de Felipe González. Se enamoró doscientas mil veces Ana Obregón; se tomó sus primeras copas el príncipe Felipe; Miguel Bosé amenizaba las madrugadas con sus bailes y los políticos compartían cubatas con los periodistas.

Un mundo mágico que desapareció cuando Zaera dio carpetazo y organizó su vida a través de MZ, su agencia de comunicación. Lo llamativo y sorprendente del homenaje fue que absolutamente toda la gente que acudió a la cita nocturna lo hizo por amistad. Y en estos tiempos resulta más que un milagro. Por los tres pisos de Fortuny desfilaron Ángel Nieto, feliz con la iniciativa de Antonio Banderas de patrocinar el mundo del motor, Gigi Sarasola, Natalia Martínez Campos, Javier González, Pedro Pablo Hernando, Lucio, Lorenzo Queipo de Llano, el peluquero Ruphert, la diseñadora Charo Ruiz, cuyos vestidos ibicencos luce desde la infanta Leonor hasta Isabel Pantoja; Jesús Picatoste, Carmen Rigalt, el escritor y astrólogo Julio Antonio López, cuyos do  libros editados por Planeta son referente editorial; Vivian Tablada, Antonio Espigares, la abogada Teresa Bueyes, que ha demostrado ser una espléndida colaboradora en el televisivo 'Informe DEC' (antena 3); Gabriel  Uralburu; el escultor Carlos OchoaLuis del Valle, una de las mejores cabezas de L´Oreal, Jorge Trias, Marta del Pino, José Manuel Montalbo, Sonia de Maré, directora de Comunicación de Enrique Bañuelos, Gisela Vetacourt, Antonio Tejerina, Julio Ayesa, María José y Juan Galiano presidente de la fundación Crein; el doctor Carlos Velarra y Casia Westphalen, Marisa Nufrío y José Álvarez, dueños de la clínica Smylife, un centro que se ha convertido en referente para todo lo relacionado con la odontología y estética dental; Valentín Paredes, Irene del Valle, Jaume de Diego, Paola Santoni y Sylianne de Vilallonga, que aseguró no entender el interés de relacionar a la madre de Jose Luis de Vilallonga, el escritor fallecido con Alfonso XIII, con lo cual sería “tía” política de don Juan Carlos. Un lío padre. Todos ellos disfrutaron de una noche mágica donde la amistad a los homenajeados -Marilé, Paco y Rafa- fue el nexo de unión. (Ver álbum)

Hace años organizar un festejo y que acudieran famosos sin cobrar era lo habitual. No se estilaba el cheque/sitting porque no era una forma de vida. Y los que lo hacían era en calidad de proveedores. Con el tiempo, la oferta y la demanda cambió el sistema y, como dice el refrán, “hasta los gatos quieren zapatos”.