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Sonsoles Espinosa: "Yo no he hecho oposiciones para ser la mujer del presidente"
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Sonsoles Espinosa: "Yo no he hecho oposiciones para ser la mujer del presidente"

Los príncipes de Asturias no son los únicos que no conceden entrevistas. Sonsoles Espinosa, la esposa del presidente del Gobierno, también practica la ley del silencio.

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Sonsoles Espinosa: "Yo no he hecho oposiciones para ser la mujer del presidente"

Los príncipes de Asturias no son los únicos que no conceden entrevistas. Sonsoles Espinosa, la esposa del presidente del Gobierno, también practica la ley del silencio. Añora el anonimato de su León natal y “no le divierte nada La Moncloa ni le interesa; se siente enjaulada”, dice la peletera Elena Benarroch, amiga y estilista de cámara de la primera dama, en conversación con Vanity Fair.

Mientras su marido discute los presupuestos generales del Estado, ella tararea partituras, porque “yo no he hecho oposiciones para ser la mujer del presidente” y “siempre mantendré mi vida privada”. Sonsoles sólo está “cuando hay que estar”, recoge la periodista Ana S. Juárez para Vanity Fair. Es su opción de vida. “Añora la tranquilidad de la vida en provincias y en Madrid se siente como en una sartén hirviendo. Ella no es nada política”, dice Miguel Ángel Nepomuceno. A diferencia de otras mujeres de ex presidentes como Carmen Romero o Ana Botella, Sonsoles prefiere ser una más incluso en el coro en el que canta. A pesar de que siempre ha sido la guapa de la clase y que tenía un estilo innato mucho más allá de su altura o delgadez.

“Ella tiene la típica voz para la música antigua, es ligera, y lo esencial, aporta pero no se nota. No es un tópico decir que es una más, por que lo es aunque tenga que venir a los ensayos con guardaespaldas”, dicen sus compañeras. “No podemos hacer historia ficción, pero ser la mujer del presidente no le ha ayudado. Ella es soprano de un coro y por edad y formación éste era su camino. Simplemente se puede haber catapultado el proceso”, prosiguen. Pero Sonsoles no calculó que su marido llegaría tan lejos.

Entonces, Samuel Rubio, el cura que les casó en 1990 en la ermita de Nuestra Señora de Sonsoles, y que fue su “mentor en el mundo de la música” comenzó a hacer llamadas para que pudiese seguir con su carrera en la capital, mientras esperaba a su marido. “Cuando José Luis y Sonsoles se conocieron, él le daba muchos plantones porque las reuniones del partido se alargaban. Ella se quedaba en casa estudiando. No se le ocurría irse por ahí de copas. Ella no eligió mudarse a la Moncloa, porque era muy feliz impartiendo clases de música en el Colegio Leonés”, cuenta a la revista su amiga Lola.

El reportaje en Vanity Fair es un compendio de conversaciones en forma de reportaje de los amigos de la primera dama. Los mismos que la han ayudado a superar el mal trago de ver cómo sus hijas se convertían “en motivo de escarnio público” debido a sus fotografías vestidas de góticas con el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, durante una cena oficial.”Quiere protegerlas al cine por cien porque tiene claro que La Moncloa es algo pasajero y quieren que sean anónimas. Les prepara para la vuelta a la normalidad. El problema es que sus enemigos lo han utilizado contra ellos”, dice Nepomuceno. "Se hizo noticia de una anécdota”, comenta Benarroch.

Poco se sabía de Laura y Alba hasta que se publicaron las fotografías de la polémica. Tan sólo se había escuchado hablar de que a las hijas de Zapatero escuchan música heavy con mensaje y que la mayor, “era demasiado de izquierdas”. Son, al igual que su progenitora, “un poliedro del que sólo conocemos alguna de sus caras”.


 

Los príncipes de Asturias no son los únicos que no conceden entrevistas. Sonsoles Espinosa, la esposa del presidente del Gobierno, también practica la ley del silencio. Añora el anonimato de su León natal y “no le divierte nada La Moncloa ni le interesa; se siente enjaulada”, dice la peletera Elena Benarroch, amiga y estilista de cámara de la primera dama, en conversación con Vanity Fair.