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Sandra Falcó hace abuelo al marqués de Griñón
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Sandra Falcó hace abuelo al marqués de Griñón

Nunca han sido amigos de entrevistas ni posados ante las cámaras, pero su extremada educación hace que nunca tengan una mala cara para la prensa ni

Foto: Sandra Falcó hace abuelo al marqués de Griñón
Sandra Falcó hace abuelo al marqués de Griñón

Nunca han sido amigos de entrevistas ni posados ante las cámaras, pero su extremada educación hace que nunca tengan una mala cara para la prensa ni les impide abrir las puertas de su casa a quien allí acude. En esa vida tranquila que el Carlos Falcó, marqués de Griñón, y su hija Sandra llevan a caballo entre Madrid y su finca de Malpica de Tajo (Toledo), donde tienen sus viñedos, también hay tiempo para las buenas noticias.

Sandra Falcó, la mayor de los hijos del marqués, está embarazada por tercera vez. “La sexta nieta viene en camino”, dice el padre de Tamara Falcó con una sonrisa de alegría. Una niña para la que aún no hay nombre oficial, pero que nacerá a mediados de julio.

Pese a sus casi siete meses de gestación, Sandra continúa, como muchas otras mujeres lo hacen, con su vida laboral. Se tomará una baja cuando nazca la niña para recuperarse y pasar tiempo con ella, pero es feliz con su vida entre barricas de vino y exportadores. No es para menos, ya que con su trabajo han logrado que sus bodegas sean punteras en tecnología, tanto como lo son en la introducción de uvas en territorio español que hasta que ellos se decidieron a cultivar Syra o Petit Verdot.

Con humor, durante una visita al pago, en los dominios de Valdepusa, el marqués cuenta que tuvo que convencer a Sandra para que trabajase con él. “Estaba viajando por el mundo”, comentaba el marqués, que asegura que tanto él como sus hijos hablan español, inglés y francés.

Sandra es un buen ejemplo de ello. Según cuenta a Vanitatis su padre, estudió empresariales en Madrid pero completó sus estudios en Oxford y la Sorbona de París. “Cuando volvió le pregunté: '¿Quieres trabajar conmigo?'. Y dijo: 'bueno'. Estuvo poco tiempo, se fue, miró todos los anuncios de empleo, y se fue a la industria química”, cuenta Carlos Falcó.

El carácter emprendedor de Sandra se vio reflejado tras aquello, ya que, según cuenta orgulloso su padre, la empresa para la que trabajaba, líder del sector del pegamento industrial en construcción “no exportaba, y a los tres años les dieron el premio a la mejor empresa exportadora de la Comunidad de Madrid”, comenta Falcó.

Tras aquello, el marqués volvió a tentarla para que trabajase con él, aunque la respuesta fue negativa. Ella tenía otros planes: fundar su propia empresa de decoración, que lleva por nombre Punto de vista. “Decoraron entre otras cosas el despacho del director de Antena 3”, comenta el patriarca de la saga Falcó.

Después de aquello, dice su padre que “ya se casó y se me fue a Washington con su marido (Jaime Carvajal, hijo de los marqueses de Isasa) que era el ayudante del James D. Wolfensohn, presidente del banco mundial”. Después de esa experiencia, “volvió a los cuatro años con una niña, se fue a Barcelona, y cuando estaba ya pensando volver a Madrid empezó a colaborar con nosotros y de momento sigue ahí”, comenta.

Esa unión laboral les ha llevado a embarcarse en numerosos proyectos porque, tal y como ellos dicen, se trata de una empresa familiar, aunque eso no les impide seguir creciendo hasta llegar a estar presentes en 42 países en todo el mundo y a iniciarse en el mundo de los aceites de oliva con unos productos de alta gama para los que, de nuevo, vuelve a aplicar sus propias técnicas que logran su objetivo declarado: crear “algo diferente”, un producto único y con personalidad que refleje la solera de esta familia, que a partir del próximo verano tendrá un miembro más.

Nunca han sido amigos de entrevistas ni posados ante las cámaras, pero su extremada educación hace que nunca tengan una mala cara para la prensa ni les impide abrir las puertas de su casa a quien allí acude. En esa vida tranquila que el Carlos Falcó, marqués de Griñón, y su hija Sandra llevan a caballo entre Madrid y su finca de Malpica de Tajo (Toledo), donde tienen sus viñedos, también hay tiempo para las buenas noticias.