Luis Alfonso y Margarita ya no quieren vivir en Venezuela
Tenía muchas papeletas para ser un resentido de la vida. Otros con menos tragedias vitales se mueven a golpe de antipatía y rencor. Luis Alfonso, en
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Tenía muchas papeletas para ser un resentido de la vida. Otros con menos tragedias vitales se mueven a golpe de antipatía y rencor. Luis Alfonso, en cambio, es un hombretón que ha conseguido -al menos aparentemente- ese grado de estabilidad que da el tomar las cosas como vienen. Acaba de ser padre por segunda vez y por partida doble de Luis y Alfonso, que así se llaman los bebés, cuyos nombres son homenaje al hermano que murió demasiado pronto y al padre que, quizá y a diferencia del hijo, no supo o no pudo ser feliz.
Como en todos los acontecimientos importantes que forman parte de su existencia desde que fue mayor de edad, el recién estrenado padre envió la comunicación a través de la agencia EFE. Nada de exclusivas ni trato de favor a ningún medio. Sabe muy bien por experiencia familiar que cuando se ofertan en almoneda pública las vivencias personales se acaba siendo carne de cañón cuando vienen mal dadas.
El caso del tío Jaime Martínez-Bordiú, involucrado en asuntos turbios, es un claro ejemplo. Se convirtió en personaje de plató y ahí acabó su privacidad. Hace tiempo, un primo carnal, hijo de su tía Mariola tuvo la tentación de negociar su boda con una revista. La madre se cuadró y le amenazó con no ir al enlace si se le ocurría “vender” la ceremonia y el convite.
En la familia de Luis Alfonso hay dos bandos: los que han hecho del colorín su medio de vida y los que huyen de ella como del diablo. Los Vargas tampoco son dados a airear nada. Nunca han mostrado sus mansiones espectaculares de Palm Beach o Punta Cana a ninguna revista especializada y las celebraciones son siempre íntimas.
Los suegros del duque de Anjou, Victor Vargas y Carmen Leonor Santaella, son gente muy poderosa que sabe lo importante que es la discreción por cuestiones de seguridad. Viven en Caracas en una zona de máxima protección donde también tenían la vivienda familiar Luis Alfonso y Margarita. Precisamente por esa inseguridad se instalaron definitivamente en Nueva York donde han nacido los mellizos Alfonso y Luis. Hasta allí viajo la madre-suegra Carmen, que se ha convertido en la perfecta mega abuela. Cuando Margarita y Luis vienen a Madrid la señora de Campos se queda en su casa ejerciendo de canguro, mientras la pareja se va de fiesta con Paloma Segrelles y su marido o los Ponce (Paloma y Enrique).
Este verano, como ya hicieron en años anteriores Luis, Margarita y los tres hijos pasaran unos días en el Pazo de Meiras. Seguramente aprovecharán para bautizar a los mellizos en la catedral de San Denis, como ya sucedió con la primera hija del heredero de los derechos dinásticos franceses
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