A Jon Kortajarena nadie le 'toca' el pelo

La operación biquini ya está en marcha. Y no sólo en el sentido estético de la palabra, sino en el plano textil con la presentación en Gran Canaria de la tercera edición de Moda Cálida. Si el posado de Ana Obregón abría los veranos y el de Norma Duval y su entonces marido suponía la cuenta atrás para dar carpetazo a las playas y piscinas, ahora esta pasarela es una referencia en el tema baño.

Poco a poco cada edición ha ido mejorando con la participación de grandes profesionales como Javier Larrainzar, Dolores Cortés o Guillermina Baeza. Aunque los tres arriesgan con sus propuestas convencen porque no sólo diseñan para cuerpos perfectos y eso se agradece. Y aparte de las mejoras en cuestiones de presentación y organización, también se han visto en las ofertas de cada diseñador que marcan la pauta para la próxima temporada. (Ver álbum)

El biquini sigue siendo la prenda fetiche, pero el año que viene la tendencia será, sin lugar a dudas, el triquini que la multidisciplinar artista Ana Obregón ya se lo ha colocado hace unas semanas para su primer chapuzón publicitario. Esta mezcla de bañador y dos piezas será la estrella de la temporada que viene y así lo ha ofertado en la pasarela Gran Canaria. Y además en todas sus variantes más sugerentes para los cuerpos del tipo Alexandra Tretter, que fue la encargada de cerrar el  desfile de Dior en Paris este año o Juneta Sampi, imagen internacional de Biotherm. Y menos provocativos para las mujeres que quieren lucirlo y esconder a la vez lo que la dieta no suprime o no aumenta, como era el caso de la bella Ariadne Artiles o su hermana, cuyos cuerpo van más en consonancia con la estética de la joven española.

El caso es que Artiles (Ari, para los amigos) desfiló con una gran presión. Y no mediática, como cabría pensar al estar concentrados medios nacionales e internacionales, sino porque entre el público se encontraba gran parte de su gran familia. “Han venido a verme mis padres, mis abuelos, mis tíos, mis primos, amigos… Casi ocupaban toda una grada”, comentaba divertida y explicando que era la primera vez que había tal concentración de familiares en un mismo lugar: “Vienen a verme por separado. Esta es la primera ocasión que están todos juntos. Mi madre viaja a Madrid a menudo, pero mi padre casi nunca, porque le da pavor el avión”.

Artiles tiene piso en Nueva York y acaba de comprarse un chalet en los alrededores de Madrid. En Manhattan tienen muchos amigos españoles y por eso no siente tanto la nostalgia, aunque en cuanto puede se escapa a España. Algo que también hace Jon Kortajarena, un hombre cariñoso y muy apegado a las raíces que tiene en Bilbao, su punto de referencia.

La madre del modelo, una señora bellísima con aspecto de madonna del renacimiento, regenta una peluquería de barrio con clientas de toda la vida que están acostumbradas a ver desde pequeño al actual top entre los top españoles (que así figura en el escalafón mundial según la revista Forbes) ayudando a su madre. Incluso a veces también ha puesto rulos a las amistades de mamá Nuria. Por cierto, ella es quien le corta el pelo y quien le aconseja a la hora de potingues y mascarillas que hacen de la cabellera del modelo otro de sus atractivos.

Dicen la leyenda que a Jon nadie le toca un pelo que no esté previamente supervisado por mamá vía iPhone o similar. Se entiende al verle desfilar por qué su nombre figura en la cima de la fama. Lo hace bien y encima es encantador. La belleza se da por supuesto. Lo más llamativo del caso es que pasa vergüenza cuando tiene que vestirse con minibañadores.Para su vida civil prefiere las bermudas mucho más clásicas.

Además de los modelos también acudieron las fuerzas vivas representada por la consejera de Industria y Comercio Inés Jiménez, el empresario canario afincado en Madrid, Alejandro Morales, Alejandra del Río, diseñadora de pijamas y mano derecha de Larrainzar, Carlos Serantes, Gonzalo Calderón y el resto de profesionales del equipo de Globally, Josep Lozano director artístico del desfile y muchos más. Los más listos acabaron cenando un restaurante típico La Casa Vieja en Maspalomas.