Pepe Blanco se cenó al pulpo Paul tras la final del Mundial

El pulpo Paul volvió a demostrar el domingo su infalibilidad al predecir la merecida victoria de España ante Holanda. Resulta curioso que un octópodo con nombre de Beatle haya logrado quitarle el trabajo a Rappel u Octavio Aceves y pase a la historia más reciente de los objetos inanimados, que precedieron los brackets de Letizia y las cenizas del volcán islandés, por el ser el primer pulpo de la historia con club de fans, agencia de comunicación y 1.000 únicas formas de cocción.

Rico en calcio, cobre y vitamina A, aunque un poco calórico, el pulpo, que ha dejado de ser genérico para adoptar el nombre común de Paul, ha sido durante todo el Mundial como el pavo en Navidad. La receta gallega es la más tradicional y por eso es la que ha ganado por goleada en todas las casas de los aficionados españoles.

Incluso Pepe Blanco, actual ministro de Fomento y número dos del PSOE, hizo lo propio con su familia y optó por la típica empanada, que cocinó nada más terminar el partido junto a su mujer y sus hijos. Paul, la denominación del molusco cefalópodo y carnívoro a partir de ahora, no entiende de autonomías, colores ni razas.

Aunque desde hace unos años, José Blanco sigue a rajatabla la dieta que su compañera de partido, Bernarda Jiménez, secretaria de Integración y Convivencia, le diseñó para mantener la línea, la mano derecha de Zapatero se saltó por un día el protocolo y se olvidó de la crisis, la reforma laboral y la ley del aborto, con un buena empanada de Paul a la gallega. ¿Se perdería por esta razón el beso a lo Humphrey Bogart e Ingrid Bergman en Casablanca de Iker Casillas y Sara Carbonero?