Belén Esteban emula a Telma Ortiz e interpone 16 demandas

Belén Esteban cada vez está más cerca de Zarzuela. Además de ostentar el mismo título de Letizia, pero en su vertiente de barrio, y compartir  tardes de sábado en Faunia o las pulseritas de Tous con el nombre de Andreíta o Leonor, la de San Blas también tiene como vínculo con la ex periodista a Telma Ortiz, tal y como prueban sus últimas acciones judiciales.

La ex de Jesulín ha interpuesto 16 demandas contra todo el mundo: “programas, productoras, bocachanclas, gente que cuenta cosas de mi vida que no me han sucedido...”, en el preciso momento en el que los límites de su paciencia han alcanzado los mismo índices de popularidad de Sara Carbonero. Telma hizo lo propio hace unos años contra 52 medios, en lo que se consideró por parte de algunos como una “auténtica chulería”.

Nadie se libró entonces de su ataque inquisitorio, como nadie lo ha hecho ahora con la macro demanda cósmica que la enemiga catódica de María José Campanario ha emprendido contra todos aquellos “que me han sacado hermanas secretas, han dicho que soy drogadicta, que me ponen los cuernos, que mi madre no paga la casa... Nos vemos en los tribunales, gracias”. Incluso, Ana Rosa Quintana, su jefa durante muchos años en televisión, también se verá involucrada en el proceso judicial.

Lo que no cabe duda es que Belén Esteban vive unos momentos de gran presión mediática, que le ha llevado incluso a dar un ultimátum a su marido: “Como me entere que habla con Aurelio Manzano es tan sencillo como hasta aquí he llegado”, dijo en Sálvame. Una presión por parte de la prensa, inigualable, eso sí, a la de la hermana de la princesa Letizia, que presuntamente también llegó a hacer mella en la relación sentimental de la activista con el padre de su hija.

Pocos entendieron su actitud cuando demandó a más de medio centenar de cabeceras del país por informar sobre cuestiones que, bajo su criterio, no debían importar, a pesar de que su hermana era, y sigue siendo, la heredera a la Corona española. Solicitó la prohibición de captar, publicar y distribuir imágenes suyas (y de su pareja). Aunque, tras perder su particular batalla, actualmente la cuestión, que siguió recurriendo hasta la saciedad, está tardando más en encontrar una solución que el Estatuto de Cataluña.Tal vez, la Esteban, con una retórica más asequible, consiga mucho antes lo que Telma tarda años y años en alcanzar.