Patricia Rato toma las riendas de la familia

Patricia Rato parece tener muy claro que una cosa son ella y el torero como personajes públicos y otra el resto de la familia. Y, por lo tanto, y a pesar de su aparente fragilidad, no va a permitir que se cuestionen determinadas temas relacionados con sus hijos o con el resto de su clan.

Su separación matrimonial se ha contado por capítulos ante la desesperación de Patricia, cuya trayectoria vital nunca ha dado que hablar y para ella ha sido muy duro. Esta vez la prensa tuvo poca culpa. 

Cuentan de alguien interesado en que se supiera de la existencia de Macarena Bazán en la vida del torero y que ha sido el desencadenante de la separación. Después el rumor se convirtió en noticia y dejó de pertenecer al ámbito estrictamente privado. Los protagonistas principales de la historia -Espartaco y Patricia- eran conscientes de lo que se les venía encima y asumieron cada uno a su manera la ruptura sentimental.

En este sentido a Patricia le tocó la peor parte. Primero salió a dar la cara por su hija mayor, explicando que las fotos con Francisco Rivera no tenían doblez y por lo tanto rogaba que no se hablara más del tema. Parece que Francisco se ofreció también, pero no hubo necesidad de dar mas cobertura al tema porque no había recorrido.

Quedó de manifiesto la generosidad y la nobleza por parte del colega profesional de Espartaco. Ahora, Patricia ha vuelto a dar la cara y a tomar las riendas de la estabilidad familiar.

Tras diversos comentarios relacionados con los hijos decidió cortar por lo sano y, a través de su abogado, enviar a las televisiones un burofax instando a que a partir de la recepción de dicho documento no se volviera a nombrar a sus hijos, incluida la primogénita, que ya es mayor de edad. De nuevo la “frágil” Patricia se ha enfrentado a la realidad. 

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