Nick Clegg se 'pone' las botas con las croquetas de su suegra

La práctica totalidad de la prensa inglesa coincide en que las vacaciones en Olmedo, un pueblo de poco más de 3.000 habitantes de Valladolid, le sientan a Nick Clegg, viceprimer ministro británico, de maravilla. Visiblemente con unos kilos de más que cuando luchaba contra el actual primer ministro, David Cameron, en las elecciones generales del Reino Unido por habitar el 10 de Downing Street, algunos periódicos se lanzan a encontrar el verdadero motivo gastronómico que le habría hecho aumentar de peso: la paella, el plato estrella y un verdadero icono de la cultura española fuera de nuestras fronteras.

Pero nada más lejos de la realidad, ya que al político, casado con la abogada Miriam González desde septiembre del año 2000, prefiere las croquetas que cocina su suegra, alcaldesa de Olmedo junto a su fallecido esposo durante más de 21 años, que nada tienen que envidiar a las toriijas castizas con las que Norma Duval agasaja a sus invitados en sus nuevos predios de Tagomago, la isla privada de su novio, el empresario alemán Mathias Khün. “Me encanta la comida” es la frase que viene a confirmar que el miembro del gobierno británico no echa de menos el típico fish and chips y que prefiere los platos caseros que prepara la abuela de sus hijos, toda una experta en las artes culinarias.

En todo momento, Clegg, que disfruta de unos días de vacaciones junto a su mujer y sus hijos, Antonio, Alberto y Miguel, ha querido atender a la prensa apostada a las puertas de su residencia en la pequeña localidad vallisoletana y no ha escatimado hablar sobre ningún tema. Incluso, confirmó a la televisión autonómica castellanoleonesa, en un español casi perfecto, que recientemente se ha reunido para almorzar con el presidente José Luis Rodríguez Zapatero.

El líder del PSOE no precisó de traductores para el encuentro debido a las aptitudes idiomáticas de Clegg, que en el caso del presidente de España brillan por su ausencia. Sea como sea, Olmedo va asimilando poco a poco su fama internacional, mientras la madre de Miriam González sigue rebozando croquetas, que quién sabe si algún día llegan a convertirse en una fórmula patentada como la de la Coca Cola.

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