Francesca Thyssen, otra enemiga para Tita
La baronesa Thyssen tiene en estos momentos varios frentes abiertos. Unos de tipo afectivo, otros profesionales relacionados con su colección y los acuerdos futuros a los
La baronesa Thyssen tiene en estos momentos varios frentes abiertos. Unos de tipo afectivo, otros profesionales relacionados con su colección y los acuerdos futuros a los que debe llegar con el ministerio de la señora González-Sinde y un tercer apartado legal con la denuncia interpuesta contra su hijo y nuera. A este panorama tan poco sugerente anímicamente, se suman ahora las declaraciones que Francesca Thyssen ha realizado al suplemento dominical XL semanal, en las cuales no deja en buen lugar a la que fuera su madrastra. La relación nunca ha sido buena. Ni en vida del barón, y eso que Francesca fue siempre el ojito derecho de su padre, ni después.
En realidad, no se soportan y se envían periódicamente dardos envenenados como los de ahora: “El problema es que no hay alma alrededor de Tita; está muy aislada; todo su entorno es artificial”. Dependiendo de los intereses que cada una defienda, en cada momento, se aman públicamente o no, aunque en la intimidad se tiren siempre los trastos a la cabeza.
Ambas atacan y se repliegan como si sus vidas se desarrollaran en el tablero de un juego de estrategia. La hija del barón forma parte del Patronato de la Fundación y, por la tanto, quiera o no Tita, debe mantener encuentros periódicos con ella. La última vez que se aliaron y organizaron un frente común fue a raíz de la boda de Borja y Blanca. Francesca no estaba invitada y apoyó la decisión de la madrastra de no acudir al enlace. En aquel momento, verlas pasear juntas por las salas del Thyssen el día de la inauguración de la exposición Durero y Cranach resultaba inquietante, porque no se sabía cuál de las dos sacaría primero la navaja.
No hubo sangre virtual y se fueron después a cenar a La Trainera. La calma duró poco y tiempo después Francesca atacó contando que Tita de pintura sabía lo que ella de la mosca del vinagre. En esa ocasión, el motivo del enfrentamiento tenía que ver con la negativa de la baronesa a cederle un espacio en el museo para una muestra contemporánea. Tita la puso a caldo tachándola de inculta y la cosa quedó en tablas. Ahora la hijastra ha vuelto a la carga y, aunque dice que no quiere meterse en historias familiares, le ha dado a Cristina Carrillo de Albornoz un titular que enturbia aún más la relación con su primogénito: “Sé exactamente lo que Borja está reclamando y lo que Tita le ha escondido…” El culebrón ya tiene otro capítulo más. Esta vez aderezado y adornado por Francesca.
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La baronesa Thyssen tiene en estos momentos varios frentes abiertos. Unos de tipo afectivo, otros profesionales relacionados con su colección y los acuerdos futuros a los que debe llegar con el ministerio de la señora González-Sinde y un tercer apartado legal con la denuncia interpuesta contra su hijo y nuera. A este panorama tan poco sugerente anímicamente, se suman ahora las declaraciones que Francesca Thyssen ha realizado al suplemento dominical XL semanal, en las cuales no deja en buen lugar a la que fuera su madrastra. La relación nunca ha sido buena. Ni en vida del barón, y eso que Francesca fue siempre el ojito derecho de su padre, ni después.