Marichalar sustituye a la Infanta en la boda del año

Algunos de los invitados a la boda de Rafael Medina y Laura Vecino están que trinan con la decisión de los novios de pedir chaqué a todo el estamento masculino que acuda  al palacio de Tavera en Toledo, el próximo 16 de octubre, fecha en la que la pareja se dará el sí quiero. Las amistades menos agresivas califican la decisión de exagerada, porque lo habitual es que sean sólo los testigos los que utilicen este estilismo.

Hay otro grupo menos condescendiente que define la medida de catetez. Y para avalar este calificativo, presentan ejemplos de bodones como los de la Casa de Alba, los Botín, Griñón, Solís o Falcó, donde a los hombres que no firmaron el acta matrimonial no se les requirió esta prenda. Y no sólo comentan este gesto, sino el de vender la exclusiva a la revista ¡Hola! utilizando a los convidados como atrezo gráfico. No todos conocen este dato y, por lo tanto, la semana que viene muchos de ellos se encontrarán con la sorpresa de ver su imagen en un reportaje público, cuando pensaban que se trataba de un acontecimiento privado.

Tampoco tiene desperdicio el tema de las invitaciones. Hay tres listas. Una confeccionada por la madre amantísima Naty Abascal. Se trata de la más interesante, porque Naty tiene tirón y grandes amigos nacionales e internacionales. En otro listado figuran los amigos de la pareja. Y existe un tercer grupo con nombres que, aunque no forman parte del círculo íntimo de la madre ni de los novios, sirven como complemento para las páginas de la revista.

Algunos de los asistentes recibieron la invitación hace quince días. Había que rellenar como fuera las mesas porque “los de toda la vida no van”, apunta una garganta tan pérfida como profunda. El caso es que si hace un mes se barajaba el nombre de la infanta Elena, enseguida cayó. En su lugar acudirá Jaime de Marichalar, que durante unos años fue íntimo de Naty. La misma fuente malvada asegura que al ex duque de Lugo lo convocaron cuando la primogénita Borbón dijo que no acudiría.

Y de la excelente relación entre la estilista de ¡Hola! y el ex yerno real hay una versión que explica ese alejamiento. Cuando se abrió la tienda de Manolo Blahnik en Madrid, las participaciones mayoritarias eran de la empresaria andorrana María Reig. El otro paquete se dividía entre pequeños accionistas y uno de ellos se dijo que podía estar en manos de Marichalar. Y como ocurre muchas veces cuando las cuestiones económicas se cruzan en el camino de la amistad, ésta se resintió.

Con Blahnik ocurrió algo parecido. La madre del novio le pidió que hiciera una línea más asequible para Mango y el zapatero prodigioso contestó que nada de nada, que hasta ahí podía llegar. Se supone que la osadía. Después del 16 de octubre, se verá realmente si la boda fue perfil bajo o de primera línea.

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