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Miguel Marinero o el complicado oficio de ser peletero
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Miguel Marinero o el complicado oficio de ser peletero

El oficio de coser y cortar pieles no es fácil. Y menos con los tiempos que corren. La actual coyuntura económica no le pone las cosas

El oficio de coser y cortar pieles no es fácil. Y menos con los tiempos que corren. La actual coyuntura económica no le pone las cosas muy sencillas a un sector eminentemente elitista y con proyección en las carteras más abultadas, que se ha tenido que renovar, ajustando su espectro y reduciendo sus miras. Los ecologistas y la dura competencia del mercado asiático constituyen otro de los principales 'obstáculos' con los que se enfrentan los peleteros a lo largo de su trayectoria laboral.

Miguel Marinero es testigo de ello. El diseñador madrileño lleva trabajando en este mundo desde hace más de treinta y cinco años. Podría perfectamente ilustrar con sus retales un tomo de la historia más reciente de la moda española. Reconocido aquí y allá, desde el 74, viste a grandes damas de la escena social: Lita Trujillo, Mar García Vaquero, novia de Felipe González; Begoña García Vaquero, esposa del empresario Pedro Trapote; Juncal Rivero; Cuqui Fierro; Beatriz de Orleáns; Pilar Cisneros; Cuca y Matilde Gotor; la familia Obregón… Con la peculiaridad de que sus clientas se terminan convirtiendo en sus amigas. Grandes amigas, en muchos casos. Resulta curioso escuchar el término 'amigas-modelos-clientas' de su boca. La última en recurrir a su buen hacer ha sido María García de la Rasilla, casada con Konstantin de Bulgaria, que lució una de las creaciones de Marinero en la boda del duque de Feria.

Ellas no tienen miedo al qué dirán. Otras, en cambio, se disculpan con constancia. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, además de una política de raza, es una gran amante de la tendencia que crea y recrea Marinero en cada desfile. Sin embargo, no se atreve a lucir sus propuestas. Puede llegar a resultar hiriente para algunos sectores de la sociedad y debe guardar la apariencia. Algo similar sucede en la Casa Real. La infanta Elena, de quien Marinero destaca su elegancia natural y nada impuesta, cuenta en su fondo de armario con alguna de sus creaciones, pero todavía no ha llegado el momento de desempolvarlas. “Sueño que algún día se lo pondrá. Estoy convencido”, apunta el diseñador. Herir sensibilidades forma parte del día a día de los sastres del astracán, las chichillas y el zorro.

El 99% de las pieles que luego transforma en mágicas piezas son de criadero. "Nadie está en condiciones de comprar un abrigo de lince, por ejemplo, hoy en día”, afirma. “Los chinos, los estadounidenses y los europeos compramos en los mismos sitios. La diferencia es el qué compramos. Soy anti-chino. Han terminado con la artesanía del país”. Pero, su situación no se ha convertido en prisionera de sus anhelos. Se ha lanzado con los diseños para niños, hogar y hombre, un terreno que gana más adeptos cada día. Además, lo hace bajo la tutela compartida con su hijo Nicolás, un joven de 26 años que se ha formado en las mejores escuelas de moda del mundo y que se forja día a día en el atelier de su padre para un futuro relevo.

Los abrigos entallados siguen siendo el sello de la casa, aunque precisamente la tendencia oversize de esta temporada ha terminado imponiéndose, incluso dentro de los predios de Marinero. Hombros caídos, la ausencia de cinturones… Vestidos y bolsos hacen las delicias de los clientes que, también, a partir del próximo 27 de noviembre podrán hacerse con un Marinero en el Hotel de La Reconquista de Oviedo, el mismo que durante este fin de semana se ha convertido en centro de todas las miradas por la presencia de los príncipes de Asturias.

El oficio de coser y cortar pieles no es fácil. Y menos con los tiempos que corren. La actual coyuntura económica no le pone las cosas muy sencillas a un sector eminentemente elitista y con proyección en las carteras más abultadas, que se ha tenido que renovar, ajustando su espectro y reduciendo sus miras. Los ecologistas y la dura competencia del mercado asiático constituyen otro de los principales 'obstáculos' con los que se enfrentan los peleteros a lo largo de su trayectoria laboral.

Miguel Marinero