El rapto de Isabel Preysler
Se deja ver menos que el fantasma del Louvre. Sus apariciones lúdicas son contadas y cuando baja al mundo real lo hace como reclamo publicitario de
Se deja ver menos que el fantasma del Louvre. Sus apariciones lúdicas son contadas y cuando baja al mundo real lo hace como reclamo publicitario de algunas de las firmas que la tienen en nómina. Como buena profesional con oficio se prepara a conciencia, porque sabe lo importante que es la imagen visual, que ella maneja como nadie. La verbal no es su fuerte y, por eso, se limita a dar el parte familiar, que por supuesto ya incluye a las novias de sus hijas.
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Se deja ver menos que el fantasma del Louvre. Sus apariciones lúdicas son contadas y cuando baja al mundo real lo hace como reclamo publicitario de algunas de las firmas que la tienen en nómina. Como buena profesional con oficio se prepara a conciencia, porque sabe lo importante que es la imagen visual, que ella maneja como nadie. La verbal no es su fuerte y, por eso, se limita a dar el parte familiar, que por supuesto ya incluye a las novias de sus hijas.