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La 'espinita' del Rey con Revilla
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La 'espinita' del Rey con Revilla

Amado y odiado a partes iguales, Miguel Ángel Revilla ha logrado convertir en realidad algo que preconizó Karlos Arguiñano al convertirse en cocinero-showman de la televisión,

Foto: La 'espinita' del Rey con Revilla
La 'espinita' del Rey con Revilla

Amado y odiado a partes iguales, Miguel Ángel Revilla ha logrado convertir en realidad algo que preconizó Karlos Arguiñano al convertirse en cocinero-showman de la televisión, pero con la política, a la que se dedica por vocación divina.

Aparte de ese hombre que fuma puros, acude a Moncloa en taxi, regala anchoas a diestro y siniestro o aplica la terminación -uco a cualquier vocablo viviente, su vida esconde interesantes episodios plagados de su lacónico sentido del humor que ahora la periodista Virginia Drake ha recogido en Revilla. Políticamente incorrecto, su primera biografía.

Comienza la periodista el relato de una vida intensa con un su primer encuentro con el Rey Juan Carlos. Es miércoles, 16 de julio de 2003. Falta una hora para la audiencia privada con el Jefe del Estado, a quien admira profundamente pese a considerarse republicano. Exageradamente puntual, el recién nombrado presidente de Cantabria sale a la calle y coge el primer taxi.

Llega a La Zarzuela más de treinta minutos antes de la hora prevista, por lo que decide invitar al taxista a un café. Alberto Aza, jefe de la Casa de Su Majestad, le recibe. Minutos más tarde, aparece el Rey. “Lo primero que le pregunté, después de ser presentados, es si cazaba aquellos corzos y gamos que había visto”, afirma Revilla.

Sin miedo alguno de caer en la incorrección, Revilla reconoce que no le impresionó su primer vis a vis con el Rey. “Cuando lo vi, lo saludé, ni bajé la cabeza ni nada. En lo que sí tuve que tener cuidado fue en tratarle de usted, porque, como él me trataba a mí de tú, se me escapaba a mí también el tuteo. Sigue siendo muy cariñoso conmigo”.

No faltaron las anchoas en aquel momento -que en el caso de Rey, son especiales, ya que son seleccionadas una a una por las propias fábricas cántabras- ni tampoco un rable hecho por un amigo artesano de Revilla para la Reina o unos quesos de Treviso y Garmillas. Desde entonces, el Rey le ha llamado en numerosas ocasiones y le ha dicho: “Revilla, que tengo una cena, mándame…”

Pero, a pesar de que Revilla se confiesa forofo de este Rey y el propio don Juan Carlos le profesa un gran cariño, hay algo que al monarca no le gusta del presidente de Cantabria. "Una vez me dijo Zapatero: ¡Me cago en diez! Si tú le dijeras al Rey que eres monárquico, con lo que él te quiere, le harías feliz-. Sé que tiene una espina contigo, con eso de que no eres monárquico. Y es que Zapatero quiere un huevo al Rey”, cuenta sin reparos.

Le han acusado de tráfico de influencias y cohecho con las altas instancias del Estado. Pero a pesar de ello, Revilla sigue acudiendo a sus encuentros con Zapatero o con el Rey en taxi, sigue fumando puros enfermizamente… y sigue siendo odiado y amado en porcentajes similares. Por algo será.

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