Carmen Lomana organiza una cena de singles para Nochevieja

Tiene muchos motivos para alzar la copa y brindar por todos los nuevos proyectos profesionales y alegrías personales que le ha deparado el 2010. Carmen Lomana es consciente de que es una mujer con suerte, por eso despedirá este año por todo lo alto para que el venidero sea, por lo menos, igual que el que se va.

Lejos de los cotillones típicos de cualquier restaurante u hotel, la polifacética televisiva ha decidido organizar una fiesta de ‘solterones de oro’ en su casa, donde cenarán todos juntos. Más tarde, el grupo de singles, que cuenta con amigos de toda la vida y nuevas incorporaciones, se irán a un chalé de La Moraleja para seguir con los festejos.

Lo más llamativo de esta celebración es que Lomana, que ha demostrado en numerosas ocasiones ser una estupenda anfitriona, tiene pareja, aunque para ella el término contempla alguna que otra variación. "Eduardo y yo tenemos una relación muy libre. No me gusta el full time. Él ha entendido desde el principio lo que yo buscaba en esta historia. La etapa de enamoramiento yo ya la viví con mi marido. Es mi amigo de salir y le quiero, por supuesto”, dice. Por lo que en sus deseos para el 2011 no entra la idea de pasar por la vicaría.“¿Casarme? Ni loca. No tengo necesidad. Sólo pido que me quede como estoy”.

Recién llegada de Nueva York, donde ha grabado un especial sobre Navidad para Telecinco, la socialité del momento está encantada con su trabajo en la cadena de Vasile. Durante estos días, ultima las compras típicas de estas fechas, aunque afirma que para ella el mejor regalo es el cariño. “A mi sobrina le he comprado un Gucci. Lo suelo hacer con la gente muy cercana a la que quiero mucho y se lo merece. No puedo ver a alguien mirando fijamente un bolso que cuesta 500 euros y no regalárselo”, afirma refiriéndose a una de las concursantes del programa Las Joyas de la Corona.

Sin dejarse llevar por la melancolía, Carmen Lomana confiesa que los mejores regalos navideños que guarda son los de su fallecido marido, el chileno Guillermo Capdevila, y un reloj de un amigo, que recibió hace poco. Mientras, sus habitaciones armarios crecen como la espuma. “Al final voy a poner una cama en medio de casa y el resto de habitaciones van a ser armarios para almacenar toda la ropa que tengo. Cada uno tiene la casa como quiere. Es algo tan íntimo…”, concluye.

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