El día que Tamara Falcó se enamoró de su compañero de piso

Pocas personas, en plena crisis, pueden presumir de dedicarse a la vida contemplativa. Tamara Falcó es una de esas privilegiadas, y eso que tiene 30 años. Estudió comuniqueision, que dice ella, pero ahora está aún decidiendo qué hacer con su vida y eso que la mudanza y esto de haberse independizado la tiene más ocupada de lo que parece. Eso, y los eventos varios. Por eso, con su mejor sonrisa y esa cara de mujer descansada y feliz que la caracteriza se plantó ante la prensa flaqueada por Vitorio & Luchinno para presentar un producto revolucionario: una cama donde no sólo se descansa, también se rejuvence, o eso dicen los creadores del invento.

Victorio y Lucchino han vestido esa cama –por si son ustedes de los que no son capaces de saber quién es quién, Victorio es el más bajo- y le han otorgado esa esencia andaluza y personal que imprimen en cada uno de sus diseños. Y Tamara la ha probado, eso sí, de paso nos ha llevado a todos los medios a la presentación para contar cómo es su vida ahora que vive sola.

“Me levanto a las diez, desayuno, después si puedo voy al gimnasio y después contesto los e-mails…”, cuenta Tamara sobre su rutina, a la que añade que sigue colaborando con su padre: “Me ocupo de las reuniones de inversores, organizo las visitas…”, afirma. Su vida nada tiene que ver con la de la mayoría de sus coetáneos. Pero ella es feliz. Vive en ese universo paralelo que la hace tan especial y que hace que incluso para quienes envidian su estilo de vida y sus posibles, sientan cierta simpatía por ella.

Esa eterna distracción y ese halo de inocencia hacen que sus despistes sean ya famosos. Muchos recordarán aquel momento en que estampó su coche contra la puerta de una cafetería en pleno centro de Madrid, y otros pensarán en que hace unos días tuvo que recoger ese automóvil del servicio de la grúa.

En contra de lo que muchos piensan, no se le olvidó, aunque algo de lapsus hubo en la historia. “No fue una noche loca, lo que pasa es que me lo dejé abierto. Estaba al lado del Prado y pasó la policía. No me funcionaba el cierre centralizado y no me di cuenta, también me dejé el teléfono dentro”, cuenta con una sonrisa y como si hubiese perdido un paquete de pañuelos de papel.

Será el amor lo que la tiene obnubilada. “Con Tomaso estoy muy bien”, cuenta sobre su nuevo novio, un estudiante italiano con el que lleva dos meses. Asegura que “se suponía que iba a ser mi compañero de piso. Al final nos acabamos gustando y tal y como fue la cosa, se buscó el suyo propio. Pasa tiempo en casa, pero aún es pronto para hablar de vivir juntos”.

Del joven dice que la conquistó porque “es muy divertido, muy guapo y muy simpático”. Y es que, según asegura, “aún no le he encontrado ningún defecto”, algo que no es de extrañar teniendo en cuenta que su relación por el momento dura 60 días y que Tomaso, según confiesa, “está continuamente mandándome flores”.

Sobre su nueva pareja poco más. Y es que, aunque el marqués de Griñón ya les recibió en su finca, mamá Preysler aún no le conoce. “No porque sea reticente a conocerle, lo que pasa es que aún no ha surgido la ocasión”, explica. Será que desde que se ha mudado ya no pasa tanto tiempo con la reina del baldosín.

Asegura que, ahora que Tomaso no va a ser su compañero de piso, sigue teniendo intención de compartir su espacio con algún otro partenaire. “Yo creo que soy fácil en la convivencia, pero creo q todos tenemos también nuestras manías” afirma Tamara, que asegura que ella aporta en casa el orden. “Estoy todo el día ordenando”, dice.

Con respecto a sus proyectos, asegura que aún tiene “un par de sueños por cumplir” pero que no va desvelarlos para que algún día se tornen reales. No descarta seguir los pasos de su madre y probar televisión. “Me encantaría intentarlo. La verdad es que mi madre tuvo una experiencia complicada, porque según ella estaba el fútbol y no se sentía tan cómoda. Pero a lo mejor sí que lo pruebo”, cuenta.

Entre sus gustos televisivos, en lo que se refiere al mundo del cuore, Ve “Corazón Corazón, A Susana Griso, a Ana Rosa Quintana y Sálvame de vez en cuando” porque, según explica, “¡es que dura muchas horas!”. Quién sabe si ella podría acabar como colaboradora. Quizá ahora que ha mostrado públicamente su interés por la televisión alguien le haga una oferta y acabe convertida en Reina del pijoterío catódico. ¡Qué tiemble Carmen Lomana!

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