La familia Bardem eclipsa la reaparición de Penélope Cruz en los Oscar

Atrás quedó el vestido de Donna Karan que Penélope Cruz lució el año pasado con motivo de su tercera nominación por Nine, donde fue elegida la mejor parecida de la noche. Es cierto que la actriz lo tenía muy complicado. Su primera aparición oficial después del nacimiento de su hijo era difícil de que cumpliese las expectativas y ni siquiera la estricta dieta a la que ha estado sometida durante estas últimas semanas pudo obrar el milagro.  

Un vestido ajustado con pedrería de la diseñadora L´Wren Scott, el mismo que se rumoreó que la vestiría de novia y habitual en el armario de Sarah Jessica Parker, no hizo que la de Alcobendas brillase como lo hizo en otras ocasiones sobre la alfombra roja. Un 'reconocimiento' a la moda que muy pocas estrellas han logrado en esta edición donde los tonos rojizos han sido los colores más imitados.

Pero tras el pose de rigor de Penélope Cruz a la entrada junto a Javier Bardem, la actriz, sostenida sobre sus zapatos Jimmy Choo, abandonó a su marido y caminó sola hasta la entrada del Teatro Kodak de Los Angeles. Relegada así en un segundo plano por iniciativa propia, dejó el protagonismo absoluto al clan Bardem que fue haciendo las paradas por los micrófonos de los medios de comunicación. 

 

Pilar Bardem, Carlos Bardem y la novia de éste, la ex actriz porno Celia Blanco, acompañaron al único héroe patrio de la noche, que fue respondiendo a las preguntas sobre su interpretación en Biutiful. Poca curiosidad sobre su vida privada y mucha acerca de sus futuros papeles en Hollywood. Respuestas que evidenciaban que tenía claro que no se iba  a llevar la estatuilla (era la noche de El discurso del rey). Por eso, tranquilo y sereno, y como quién lleva años acudiendo al circo de los Oscar, Javier Bardem entró en el teatro donde se reunió con su mujer seguido de su séquito familiar.

 

Antes, eso sí, la familia dejó una imagen inusual para las cámaras de Canal Plus. La madre, Pilar, en el centro de la pantalla, agarraba el micrófono para que su hijo respondiera las cuestiones de la reportera de Prisa, como convidada de piedra sin nada que decir. A la derecha de la madre y del hijo, el hermano, Carlos, que compartía el ángulo superior derecho del plano con su chica. Gran documento. Parece que la familia del novio quiso acaparar el protagonismo al que Penélope prefirió renunciar.

 

Una vez llegaron Anne Hathaway y James Franco, encargados de conducir la gala, al escenario, la ceremonia comenzó a ser predecible en casi todos los premios (Ver crónica de los galardones). Incluso los pocos minutos de más que duró el show parecía que estaban incluidos en la escaleta inicial. En total más de tres horas rebosantes de risas descafeinadas, largos discursos de agradecimiento y pocos planos a Penélope Cruz. Era su primera presentación en público como madre, pero ya se sabe que la actriz española hace tiempo que dejó de ser novedad en Hollywood. 

 

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