Es noticia
Menú
Las memorias edulcoradas de Francisco Franco
  1. Noticias
NOTICIAS

Las memorias edulcoradas de Francisco Franco

Su abuelo le cambió el apellido por decreto, como habitualmente se hacían las cosas en los años oscuros del franquismo. A los quince días de su nacimiento,

Foto: Las memorias edulcoradas de Francisco Franco
Las memorias edulcoradas de Francisco Franco

Su abuelo le cambió el apellido por decreto, como habitualmente se hacían las cosas en los años oscuros del franquismo. A los quince días de su nacimiento, el Martínez Bordiú del padre quedó en segundo lugar, superado por el Franco como elemento indentificativo para perpetuarse por los siglos de los siglos. Francis Franco fue de entre todos sus hermanos el que más ejerció de nietísimo, convencido de que España era la finca del abuelo y, por lo tanto, tenía derecho a todo. Por ejemplo, tenía venia para cazar en los montes del El Pardo y organizaba chanchullos con los restaurantes de la zona a los que les vendía liebres, conejos y gamos a tanto la pieza.

En otra ocasión, se llevó las cornamentas -trofeos del abuelo y del marques de Villaverde- sin que la familia lo supiera. Las metió en un camión y las vendió a Galerias Preciados, donde Carmen Polo era accionista. Los cuernos tenían muy poca salida comercial pero “por ser vos quien sois” le entregaron diez mil pesetas.

Y también se hizo cargo de la finca familiar de Valdefuentes, donde actualmente vive su hermano Cristóbal con José Toledo. Como consideraba que la explotación agrícola no daba la suficiente rentabilidad, no se le ocurrió otra cosa que alquilar por 30.000 pesetas diarias (180 euros) la capilla y la casa a una productora para el rodaje de películas eróticas. Era la forma de rentabilizar las prebendas familiares.

Aunque estudió Medicina nunca ejerció de médico y en sus datos profesionales figuraba como "industrial". Dicen que sostenía que en este sector su apellido era una carga demasiado pesada. “¿Cómo voy a ejercer de médico llamándome Francis Franco?”. Efectivamente, ni tenía vocación ni ganas, y las malas lenguas aseguraban que el título era un regalo. No hay que olvidar que durante la dictadura a los profesores que no eran adeptos al régimen se les depuraba. Por lo tanto, aprobar a Francisco Franco era una cuestión de supervivencia.

Su abandono de la profesión tuvo que ver con temas crematísticos: se ganaba mucho menos como médico, y el dinero ha sido siempre la piedra filosofal del nieto más huraño del dictador. Carmen Martínez Bordiú llegó a comentar que, efectivamente, “mi hermano es el más listo pero no es simpático”.

Todas estas anécdotas seguramente no ilustrarán el libro que está escribiendo Francisco Franco, pero sí otras más edulcoradas y pasadas por el tamiz del recuerdo del abuelo que mientras firmaba sentencias de muerte les hacia cucamonas a los nietos. Si no hay contratiempos sus memorias verán la luz el próximo otoño. Habrá que esperar a su publicación para ver cuál es la versión ‘histórica’ de Francis, del que Salgado Araujo, Jefe de la Casa Militar de su Excelencia, dijo cuando nació: “Algún día le gustará llamarse sencillamente Martínez”. 

Enlaces relacionados

Francisco Franco vuelve a perder en los juzgados

La demandante de Francis Franco: "Tendremos que irnos de España"

Francis Franco, de acusado a acusador

Parada quiere asociarse con Francisco Franco

Su abuelo le cambió el apellido por decreto, como habitualmente se hacían las cosas en los años oscuros del franquismo. A los quince días de su nacimiento, el Martínez Bordiú del padre quedó en segundo lugar, superado por el Franco como elemento indentificativo para perpetuarse por los siglos de los siglos. Francis Franco fue de entre todos sus hermanos el que más ejerció de nietísimo, convencido de que España era la finca del abuelo y, por lo tanto, tenía derecho a todo. Por ejemplo, tenía venia para cazar en los montes del El Pardo y organizaba chanchullos con los restaurantes de la zona a los que les vendía liebres, conejos y gamos a tanto la pieza.