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La polémica herencia de los Príncipes: la farmacia en ruinas y la finca rural de los Padres Salesianos
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La polémica herencia de los Príncipes: la farmacia en ruinas y la finca rural de los Padres Salesianos

Felipe y Letizia no imaginaron que la aceptación de la herencia del empresario Juan Ignacio Balada, a quien nunca llegaron a conocer, se iba a terminar

Felipe y Letizia no imaginaron que la aceptación de la herencia del empresario Juan Ignacio Balada, a quien nunca llegaron a conocer, se iba a terminar convirtiendo en la peor de sus pesadillas. Al margen de los problemas con los inquilinos de algunas de las propiedades (LeaLa herencia maldita I: "No queremos irnos de nuestras casas") existen otros dos bienes inmuebles cuya gestión reviste más complejidad si cabe.

Se trata de la centenaria farmacia Llabrés, situada en los números 17 y 19 de la céntrica calle Ses Voltes de Ciutadella (Menorca), y la finca rústica Binitalaiot en situación de pro-indiviso con otros propietarios, cuyas instalaciones son objeto de usufructo por los padres Salesianos.

La farmacia, tal y como ha podido saber Vanitatis, se encuentra en un estado semi-ruinoso y está totalmente apuntalada, por lo que posiblemente no aguante mucho más el paso del tiempo. Una triste situación para el edifico que vio crecer a Balada y que además es toda una muestra del Art Noveau balear por sus vidrieras y los muebles de su interior. De ahí, que el Ayuntamiento y el Consell Insular lo declararan hace ya unos años como Bien Catalogado para que permaneciera en la ciudad, lo que dificulta aún más su venta.

El lamentable estado de conservación de la farmacia y lo complicado de la situación económica actual del mercado inmobiliario, además de esta categoría que la cataloga como bien cultural, enturbia mucho más la intención de los Príncipes de deshacerse de ella, ya que quien quiera adquirirla tendría que respetar muchos aspectos legales y no podría derribarla y volver a construir sobre el terreno, como sería lo más lógico al tratarse de un edificio viejo y abandonado.

Según algunos vecinos de la zona, los Príncipes propusieron, presuntamente, llegar a un acuerdo por el que ellos pagaban menos dinero por los elevados impuestos de sucesiones a cambio de ceder la farmacia al gobierno balear. Al parecer, aquello no fructificó. Los mismos residentes de la calle Ses Voltes se lamentan de su estado. “Es una pena como está. Si es de los Príncipes deberían hacer algo para que bien ellos o quien lo compre restauren la farmacia”, dice una señora que regenta un restaurante próximo.

La finca de los Padres Salesianos

Si Ca S’ Apotecària, como se conoce en la ciudad a la mítica farmacia, reviste inconvenientes para su venta, el caso de Binitalaiot es de órdago. Los herederos de la finca rural son los Príncipes, los ocho nietos de los Reyes, la Fundación Hesperia y las dos sobrinas de Balada, María del Carmen Arregui Llabrés y su hermana, Pilar. Además, los Padres Salesianos la tienen cedida en usufructo y disfrutan de ella durante todo el año, organizando incluso campamentos juveniles durante julio y agosto.

“No sabemos nada. Nosotros realizamos las colonias el año pasado y esperamos poder seguir realizándolas este año”, dice un representante de la Comunidad. Unas palabras que vienen a ratificar la completa ignorancia de los inquilinos y demás afectados de la intención de Casa Real de poner a la venta todos los bienes inmuebles heredados. También es cierto que de venderse el total de las propiedades, los arrendatarios podrían subrogar el contrato con el nuevo propietario. La venta de la finca también cuenta con la particularidad de que el acuerdo además se tiene que hacer extendible a las sobrinas del empresario.

Ambas, una residente en Tenerife y otra en Madrid, rechazan hacer declaraciones a la prensa. Aparentemente, están un poco molestas por la pequeña parte de la herencia que su tío les legó, ya que éste afirmó que no les dejaba más porque ya tenían mucho dinero, y de ahí que prefieran mantenerse al margen de la polémica.

Aunque la situación ha derivado en un auténtico lío de cifras y edificios, los Príncipes aceptaron el legado del millonario, cuya cantidad total asciende a 9.832.995,42 euros netos, con la intención de que el montante se quedara en España, ya que de haberlo declinado, el dinero hubiese ido a parar a las arcas del Estado de Israel, tal y como el enigmático Balada estipuló por escrito en una cláusula de su testamento.

Con el dinero líquido procedente, entre otros, de la disolución de la sociedad inmobiliaria Adalab y otros valores que cotizaban en Bolsa, parece que no ha habido mucho dilema. Los Príncipes ya han entregado la parte que ha recibido, unos 95.000 euros, a fines sociales. Por supuesto, los ocho nietos del Rey siguen acumulando la suya hasta que cumplan la mayoría d edad y decidan qué hacer con ello.

Por su parte, la Fundación Hesperia, con sede en Palacio de la Zarzuela, con distrito postal 28071, también ha recibido lo que Balada concertó: la mitad de la dotación total de la herencia. Sin embargo, son los bienes inmuebles que Balada poseía en Ciutadella (Menorca) el mayor inconveniente al que se enfrentan sus beneficiarios.

Definitivamente, las palabras de Casa Real al respecto de la herencia afirmando que todo este proceso de venta tomara mucho tiempo en finalizarse, toman sentido al descifrar inmueble por inmueble las circunstancias que acompañan a cada uno de ellos y cada una de sus peculiaridades. Mientras, Zarzuela sigue actuando como una auténtica agencia inmobiliaria. Seguramente, por mucho tiempo.

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