Chayo Mohedano se codea con Isabel Preysler
Una noche puede dar para mucho. Si no que se lo digan a Roberta Armani. La firma italiana presentaba nuevo perfume y aparte de reunirse con
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Una noche puede dar para mucho. Si no que se lo digan a Roberta Armani. La firma italiana presentaba nuevo perfume y aparte de reunirse con amigos, organizar una de las fiestas más multitudinarias de la noche madrileña, a Roberta le dio tiempo a cenar y tomarse unas copas por Madrid, concretamente en La Turba, un céntrico local en el que también estuvieron otros invitados a la fiesta.
Armani y Vogue organizaron una convocatoria que hizo que la calle Ortega y Gasset pareciera el centro neurálgico del famoseo patrio. No estuvieron ni Nadal -que en estos momentos juega en Indian Wells- ni Cayetano Rivera Ordoñez, pero no importó. Isabel Preysler rellenó el espacio. Ella y una invitada sorpresa: Chayo Mohedano.
A la entrada de esta última los codazos fueron la tónica generalizada. “¿Es ‘Chayo’, de verdad?”, se preguntaban los invitados al verla entrar enfundada en un vestido azul y de la mano de su novio y futuropadre/ futuromarido. Y sí, era ella. La mismísima sobrina de La más grande. En la tienda de Armani y con una sonrisa de oreja a oreja. No es para menos, a las buenas nuevas de la maternidad y el matrimonio se suman una invitación a uno de los eventos más glamurosos y un reportaje a toda página en la revista Hola. Casi nada, y todo en la misma semana.
Puede ser que esta sea la primera vez que alguien le roba el protagonismo a Isabel Preysler, adalid de la buena educación y el manual de la perfecta anfitriona. Ella brilló con luz propia, aceptó los saludos para su hija Tamara, quien está llamada a ser la heredera del trono del baldosín y saludó por doquier. Una pena que no llegase a encontrarse con Chayo, porque las apuestas sobre si habría saludo entre ambas -no hay constancia de que se conozcan en persona- cotizaban a la alza.
Pero la mezcolanza de estilos era la tónica general en la tienda de Armani en Madrid, que se encontraba abarrotada. Por allí pasaron desde Nuria González a Kike Sarasola pasando por modelos de la talla de Eugenia Silva, Laura Sánchez y Nieves Álvarez.
Jesús Olmedo se presentó acompañado de Nerea Garmendia, demostrando que lo suyo es un amor de esos que se afianzan con el tiempo, y compartió copas con Juan José Ballesta -estigmatizado de por vida con el sobrenombre de El bola- y su pareja.
Dicen que Genoveva Casanova también estuvo, pero su aparición fue tan breve como la de Preysler, quizá como aperitivo -las grandes damas hacen apariciones tan estelares como fugaces- o quizá porque eran tantos los invitados que querían estar allí que resultaba complicado no recibir un empujón cuando alguien pasaba y claro, que te tiren un copa de champagne en un traje de Armani no es moco de pavo. Claro que seguro que, de haber sucedido, con tanta felicidad, a Chayo le hubiera dado igual.
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