La felicidad truncada de Norma Duval

Norma Duval vive un momento agridulce repleto de sinsabores. Su relación con el empresario alemán Mathias Khün está totalmente consolidada. Comparten aficiones y viven bajo el mismo techo a caballo entre Madrid y Mallorca, donde él posee la ya famosa Tagomago, una isla privada muy cerca de Ibiza.

Pero, en cambio, su felicidad se ha visto truncada: la ex vedette atraviesa por una complicada tesitura familiar. Tras la muerte de su hermana Carla en octubre de 2010, todos se sumieron en una profunda tristeza, algo obvio y natural, de la que comienzan a salir a duras penas. Unos con más aplomo que otros.

Nada más suceder el trágico acontecimiento, Norma se hizo cargo de las dos hijas de la actriz y pintora fallecida e intentó sofocar su pena con alguna que otra excursión a París. Ahora vive volcada en el cuidado de las gemelas Paula y Andrea y en el de su madre Purificación, que sigue muy afectada.

“Mi madre no está bien todavía. Va poco a poco. Hay que dejar que pase el tiempo y las cosas se vayan calmando. Para una madre es muy duro perder a una hija”, dice en conversación con Vanitatis. Hace unas semanas, la matriarca de las Duval tuvo que someterse a una operación de urgencia debido a un tumor en un pulmón. “Todos necesitan atención, pero en especial mi madre. Intentamos que esté acompañada en todo momento. Está muy delicada”, comenta.

Se siente serena y tranquila, “muy ocupada de mis niños”, y tremendamente ilusionada con Mathias. “Estamos súper felices, nos va fenomenal”. Aunque ahora vive volcada en la complicada tarea de mantener su familia más unida que nunca, Norma sigue estudiando un proyecto de teatro que le ha presentado su gran amigo, el productor Enrique Cornejo. “Tenemos una obra pendiente, pero me animaré cuando llegue el momento. Todavía no”. Son días de nostalgia para Norma.

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