La viuda de Sabino Fernández Campo: "El Rey sabe que no tiene que abdicar ni debe hacerlo"
Desde que hace dos años su marido, Sabino Fernández Campo, falleciese a los 91 años, María Teresa Álvarez, condesa viuda de Latores y periodista de prolífica
Desde que hace dos años su marido, Sabino Fernández Campo, falleciese a los 91 años, María Teresa Álvarez, condesa viuda de Latores y periodista de prolífica trayectoria, se ha refugiado en la escritura, que se ha convertido en su terapia más reparadora. A los pocos días de la muerte de la mano derecha del Rey durante muchos años, salía a la venta su primera novela de ficción El enigma de Ana.
Ahora, dos meses más tarde del fallecimiento de su madre, publica La infanta Paz de Borbón, una oda a la hermana desconocida de Alfonso XII, “cuyos valores no venderían hoy en día, no darían titulares”. “Lo que me gusta de ella, que es desconocida para el gran público, es que era buena, creyente y pacifista. Y además fue una de las que mayor grado de felicidad y estabilidad alcanzó en la vida.
Debido a su marido, la relación de la escritora con la Familia Real actual siempre ha sido fluida y los encuentros con los Reyes han sido más que habituales. En el cumpleaños de Sabino, en algún que otro encuentro privado, en las recepciones a las que el propio Juan Carlos les invitaba… “He estado bastante tiempo fuera de España y no he leído nada. Pero sobre su posible abdicación de la que tanto se habla puedo decir que el Rey está convencido de que no tiene que hacerlo. Ni debe tampoco. Él es consciente de ello”, afirma en conversación con Vanitatis. María Teresa Álvarez ha escrito sobre Carlos V, Isabel II o Catalina de Lancaster y muestra una delicada sensibilidad por describir los personajes palaciegos femeninos. “No lo hago por influencia de Sabino, que nunca me dijo nada, sino porque me fascinan”, dice.
Tras muchos años de investigación y documentación para dar forma a sus libros, la periodista asturiana reconoce que los Borbones son mucho más humanos y más campechanos que, por ejemplo, los Austria. “Aunque digan que los Austria no tenían tantos hijos como los Borbones, hay algún caso que contradeciría esto. Los Austria son más distantes”, comenta mientras afirma que desconoce la acepción del término ‘borbonear’. “Puedo asegurar que Paz, la protagonista de mi novela, no borboneaba”, ríe. Y así, mientras soporta con mayor alegría el paso de los días, ya está pensando en su próximo proyecto literario. “Tengo tres nombres en mente, pero no sé cuál de ellos será. Sin duda, será una mujer”.
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