Las ex del sobrino del Rey, juntas pero no revueltas
Ni las copas de cava rosado que llegaban a su mano como por arte de magia hicieron que Laura Ponte se alejase por un instante de
Ni las copas de cava rosado que llegaban a su mano como por arte de magia hicieron que Laura Ponte se alejase por un instante de la discreción dialéctica que la caracteriza. A pesar de eso, la modelo se convirtió en el principal reclamo de la tradicional fiesta del Consejo Regulador del Cava, que se celebró anoche en los jardines del Hotel Villamagna de la capital, con el torero Francisco Rivera como segundo de abordo. Allí, y contra todo pronóstico, hubo un encuentro inédito: el de la ex mujer de Beltrán Gómez Acebo y Andrea Pascual, la última novia del sobrino del Rey, con la que ha roto hace menos de un mes.
“Nos llevamos bien. Además, tenemos muchos amigos en común y la verdad que es una mujer adorable”, decía Andrea, que es socia de Fiona Ferrer en la agencia de comunicación Concep2all, sobre Ponte. Estuvieron juntas, pero no revueltas. Si hubo saludo, nadie lo vio. La modelo se refugió de los periodistas entre los frondosos árboles del que fuera palacio del duque de Anglada y la última pareja del hijo de la infanta Pilar hizo lo propio al lado de la esposa de Jaime de Polanco, que además de compañera es amiga. Educadísimas las dos. Puede ser que sea eso lo que enamoró a Beltrán, que, por el momento, tan sólo tiene ojos para sus dos hijos, su barco y el verano en Mallorca que se presenta por delante.
En la isla balear coincidirá este verano con Ponte, de la que ya está divorciado, que suele elegir para el asueto estival la isla donde veranea su ex familia política, la Real. Posiblemente, la musa de Miguel Palacio opte por quedarse en la casa que los Conde tienen en Pollença, en la que pasó esta Semana Santa con sus hijos, que ya tienen cinco y seis años respectivamente. “Beltrán y yo nos llevamos genial. Además como veraneamos súper cerca, pues comemos juntos muchas veces. Si la relación acaba de una forma civilizada, todo es posible”, dice la modelo, a la que no parece irle muy bien con su exclusiva colección de joyas para auténticos amantes del lujo.
No será fácil ver a Laura Ponte en la línea de otras grandes tops en los yates de Valentino o de cualquier otro magnate de turno, que durante estos meses de estío atracan en los puertos mallorquines. “No me gusta la jet. Yo me voy a Mallorca con los mismos amigos de Madrid, pero que se van allí a pasar el verano. Y vamos de casa en casa, pero en un plan relajado. Soy muy aburrida, ¿verdad? Estoy deseando desconectar el teléfono y quitarme el tacón”, concluye. Los fotógrafos que hacen el agosto en la isla lo tendrán difícil con la modelo. Laura Ponte ha aprendido de los royals a pasar por la isla sin escándalos ni demasiado ruido. ¿Aprovechará tantos días de relax para pensar en boda? “De momento, no, gracias”.
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