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Las lágrimas de Bisbal, el do de pecho de Sonsoles Espinosa y la invitación de boda para Isabel Pantoja
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Las lágrimas de Bisbal, el do de pecho de Sonsoles Espinosa y la invitación de boda para Isabel Pantoja

Mientras la Ciudad del canto sin dueño es un hervidero con la llegada del príncipe Salman Bin Abdulaziz Al-Saud, hermano del difunto rey Fadh, que campa

Mientras la Ciudad del canto sin dueño es un hervidero con la llegada del príncipe Salman Bin Abdulaziz Al-Saud, hermano del difunto rey Fadh, que campa por Marbella mientras las princesas amigas de su nieta, la princesa Sara Fadh Bin, hacen sus compritas de diamantes por Puerto Banús, otros puntos de la Costa del Sol se engalanaban este fin de semana de enlaces, lágrimas y conciertos de la mas alta gama.

Uno de ellos, el de Sonsoles Espinosa, la esposa del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que volvió a dar el do de pecho con la Orquesta Filarmónica de Málaga en la Sala María Cristina.

Allí la primera dama, vestida de negro, era el punto de mira del coro mientras entonaba temas de la programación del VII Festival de Música Antigua. Casi al mismo tiempo que ella, y con mucho más tirón mediático, y en Antequera, David Bisbal cantaba, no por bulerías, sino por el llanto que produce la herida de un desamor. Un canto hueco lleno de fisuras y ausencias. Sin poder contener las lágrimas se echó el micrófono a la boca y se puso a hacer lo que mejor sabe.

Lágrimas delante de los periodistas

En la ciudad del Torcal, el cantante entregó los XV Premios Hojiblanca. Al igual que Antonio Banderas en su día, David es ahora la imagen internacional de la marca de aceite y para obsequiar a los asistentes ofreció un mini-concierto privado acompañado de dos guitarristas, sacando su lado más íntimo y sensible: “Por favor. Tengo un gran dolor en mi corazón. Intentadrespetar lo que Elena y yo os dijimos en el comunicado. Yo no doy más de sí. Ahora no. Me duele el alma”.

A cámara cerrada en más de una ocasión, David se puso a llorar delante de algunos periodistas: “Excusarme por favor, pero no me puedo contener”, indicó. El punto álgido fue cuando cantó la canción Lucía de Juan Manuel Serrat: “No hay nada más bello que lo que nunca he tenido. Nada más amargo que lo que perdí. Habrá palabras nuevas para la nueva historia y es preciso encontrarlas antes de que sea tarde”.

Rapahel y el yerno de Bono

A escasos kilómetros de Antequera, Raphael también conquistaba almas blancas con su último trabajo Te llevo en el corazón. Así lleno el Castillo Sohail de Fuengirola con tangos, boleros e incluso rancheras. El cantante de Linares, que lleva ya cincuenta años subiéndose a los escenarios y con 75 discos grabados, aseguró estar encantado de estar en la Costa del Sol y que no le importaría para nada subirse a un escenario con su hijo. Se da el caso de que su hijo Manuel Martos, casado con Amelia Bono, actúo la Noche de San Juan en Marbella con su grupo de pop-rock Mota. El yerno de José Bono acaba de publicar un segundo disco de explícita vocación noctámbula y Raphael esta encantado. 

Boda de la “niña del médico” que le llevó un lexatin a la Pantoja al calabozo

La Pantoja va de boda en boda. Y no fue a la de Mónaco porque no la invitaron. Esta vez le tocaron los desposorios en Málaga. El enlace era el de la hija del médico que le llevó el “lexatin” a los calabozos. Y ella es muy agradecida a los amigos “que  están a las buenas y a las malas”. Y este en concreto, es uno de los  fieles.

“Nada mas descolgarle el teléfono y decirle ‘nene ven que tengo un ataque de ansiedad’, allí estaba su incondicional doctor”. Pero de eso de los calabozos ella ni quiere acordarse. El problema es que pronto tendrá que hacer memoria,  ya que en la sala segunda de la Audiencia Provincial de Málaga se está preparando la vista  para el jucio de la pieza separada del Caso Malaya en el que deberá comparecer como imputada.

Mientras en la “onda de guay” que va ahora acudió al sagrario de la Catedral de Málaga con los maxilares relucientes. Ella adora a su “Juanito” el padre de la criatura que se desposaba. Se da el  caso que a este médico, que ella lo conoció como fan, tiene una clínica de adelgazamiento y cada dos por tres la pone a dieta con sus famosos “batiditos” y la deja como una “sílfide”.

Después de las emociones religiosas, hubo fiesta por todo lo alto en la Hacienda El Álamo, una finca con un precioso Palacete del año 1800, donde la Pantoja se arranco con sus cantes y bailes. Esta vez esperando que nadie le venda la exclusiva.

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