Las fiestas de postín de Cristina Macaya en Mallorca
Las noches más luminosas de Mallorca no tienen lugar en Marivent, sino Es Canyar, una mansión en plena naturaleza rodeada de naranjos, en la que Cristina
Las noches más luminosas de Mallorca no tienen lugar en Marivent, sino Es Canyar, una mansión en plena naturaleza rodeada de naranjos, en la que Cristina Macaya, dueña y señora, recibe a sus ilustres invitados al modo que Alfonso de Hohenlohe, el ideólogo de Marbella, estrechaba la mano al Aga Khan o Cristina Onassis.
No hay verano que valga sin una de las fiestas privadas de Macaya, la anfitriona por excelencia de la isla. La intimidad está asegurada, porque ella se caracteriza que no vende al mejor postor su elitista lista de invitados. Sus veladas en las Baleares son como las de antes, cuando, por ejemplo, Kasoghi o Gil eran grandes relaciones públicas de Marbella y la sombra de la corrupción todavía no había planeado sobre ellos.
Macaya va con su leyenda a cuestas, aunque a decir verdad sus años de veraneo en la isla sin parangón son motivos suficientes para que muchos la consideren la reina del gotha estival en Mallorca. La expareja de Plácido Arango, al que estuvo unida sentimentalmente durante 17 años tras enviudar con 28 de un empresario judío, ha visto a Bill Clinton y a su hija Chelsea bañándose en su possesió, a Felipe González buscando piedras que convertir en una filigrana orfebre, a Van Morrison susurrándole una de sus míticas canciones casi al oído, a los Douglas disfrutando de la sobrasada y un sinfín más de magnates, artistas y literatos, como el escritor Carlos Fuentes, gran amigo de Macaya, a sus anchas en Es Canyar.
Y así pasando por los príncipes de Kent, los Rodés, o los Cisneros, familia política. Los Ballvé también eran asiduos a sus fiestas, hasta que Cristina Macaya Junior se divorció de Fernando, el padre de sus seis hijos, murió al poco tiempo de su sonada separación. Cada año con sus fiestas de postín Macaya, que colecciona arte y fue presidenta de Cruz Roja, eclipsa a los mismos Reyes de España. Y este año, presumiblemente, lo volverá hacer, a golpe de glamour y el enigma de una señora que siempre ha preferido ser una anacoreta mediática, salvo algún que otro acto en los que se ha dejado ver con mayor fulgor en los últimos meses.
Las vacaciones de la Primera Familia tampoco son lo que eran. Para colmo, Letizia prefiere marcharse a Asturias. Pero siempre quedará Macaya, a quien, al igual que Carmen Lomana, su lomanismo ilustrado y los acólitos de turno, ya le han atribuido el término de macayización para referirse a la auténtica revolución que organiza en su masía a los pies de la sierra de Tramuntana con sus poderosas e influyentes amistades.
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