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De cómo la UEM inadmitió a María José Campanario
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De cómo la UEM inadmitió a María José Campanario

“El derecho a la educación está garantizado por la universidad pública, no por la privada. Por tanto, las personas que han sido calificadas como delincuentes por la justicia pueden

“El derecho a la educación está garantizado por la universidad pública, no por la privada. Por tanto, las personas que han sido calificadas como delincuentes por la justicia pueden estudiar, pero en una universidad pública, no en una privada como la nuestra, que se rige por un contrato entre dos partes”. Con estas palabras, fuentes de la Universidad Europea de Madrid (UEM) explicaban a Vanitatis los motivos por los que el centro no ha admitido a María José Campanario en el próximo curso académico. “La gente paga mucho dinero por estudiar aquí. Es evidente que los padres no van a gastar casi 15.000 euros de matrícula para que sus hijos estén sentados con ciertas personas”, prosiguen.

Según la versión oficial del centro, la mujer de Jesulín no ha sido expulsada, sino que la Universidad ha ejercido en su caso el derecho de admisión, ya que “está inculpada en un procedimiento penal por un delito doloso”, que viola el artículo número tres del reglamento académico disciplinario. “Es muy complicado lo que ha sucedido. Ella solicita la matrícula y, el 29 de agosto, cuando se produce la primera reunión del consejo de Gobierno del centro, se analizan sus circunstancias y se procede a inadmitirla. Días después se le comunica”, afirman.

Por su parte, aseguran que el protocolo seguido con la esposa del matador de toros ha sido “correcto” en todo momento. “Se la cita, se le informa de su situación, se le manda una carta… ¡hasta incluso la recibe la vicerrectora de estudios!”, cuentan. “Además, le hemos puesto todas las facilidades y le hemos prometido agilizar desde el punto de vista académico el traslado de su expediente, que es válido a todos los efectos. Si algún día soluciona sus problemas con la justicia y finalmente es considerada inocente, el consejo de gobierno de la facultad volvería a tener en cuenta sus circunstancias y volveríamos a tomar una decisión al respecto”.

Como consecuencia de lo sucedido, María José Campanario ha decidido demandar por vía civil a la Universidad, que todavía no tiene constancia de ello. La castellonense insiste en la inocencia de los delitos de estafa documental y en grado de tentativa, por los que está condenada, y afirma que esta situación es "injusta", ya que no hay una sentencia penal firme al respecto. “En su caso, existen indicios de que ha cometido un delito. Nosotros debemos luchar por mantener la excelencia y la integridad de nuestros servicios”, dicen desde la UEM.

Sea como fuere, la llegada de Campanario a la UEM ha sido problemática desde el principio. “La presencia de cámaras ha molestado y mucho a los alumnos. Y ella tiene parte de culpa porque es el elemento que lo promueve. Ha sido un mal ejemplo. Se trata de un contrato entre dos partes y una de ellas, la universidad, ha decidido rescindirlo". En cambio, María José Campanario no ha entendido ninguna de las razones expuestas por el centro. “Bastante tengo con lo que tengo. Está todo en manos de mis abogados”, finaliza la mujer de Jesulín en conversación con Vanitatis.

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“El derecho a la educación está garantizado por la universidad pública, no por la privada. Por tanto, las personas que han sido calificadas como delincuentes por la justicia pueden estudiar, pero en una universidad pública, no en una privada como la nuestra, que se rige por un contrato entre dos partes”. Con estas palabras, fuentes de la Universidad Europea de Madrid (UEM) explicaban a Vanitatis los motivos por los que el centro no ha admitido a María José Campanario en el próximo curso académico. “La gente paga mucho dinero por estudiar aquí. Es evidente que los padres no van a gastar casi 15.000 euros de matrícula para que sus hijos estén sentados con ciertas personas”, prosiguen.

María José Campanario Universidad de Granada