Iñaki Gabilondo, de fiesta con la novia de Felipe González, políticos y la troupe de Almodóvar

Una mezcla de gente de la farándula, miembros sempiternos de la jet set, la vieja guardia de la Movida madrileña y políticos de distinto signo acudieron este jueves por la noche a festejar la inauguración de la nueva tienda que Elena Benarroch acaba de abrir en la calle Zurbarán de la capital. “Es una gran amiga”, decía Iñaki Gabilondo, en conversación con Vanitatis. Por eso, el nuevo flamante consejero de la SER no se lo pensó dos veces y se plantó en el sarao junto a Lola Carretero, su mujer, que es una enamorada de las pieles.

Cansado de recibir premios por su trayectoria profesional, el periodista debatió largo y tendido con Magdalena Álvarez, controvertida exministra de Fomento, a la que alguno confundió por su aspecto con Celia Villalobos, no menos polémica. La vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones no sacó los zorros ni el astracán del armario para la ocasión, aunque fue una de las más aclamadas de la fiesta, que contó con otros invitados como Fernando Savater, filósofo, novelista y germen del partido político de Rosa Díez, excompañera de filas de la gaditana.

Quien no estuvo fue Felipe González, íntimo de la maestra de ceremonias, como también lo son Pepe Barrionuevo o el propio Rodríguez Zapatero. El expresidente del Gobierno asistía a un seminario sobre economía en París y delegó en Mar García Vaquero, su novia, que fue acompañada de su hermana Begoña y el marido de ésta, el empresario Pedro Trapote. La tienda ofrece las joyas que González diseña junto a Adolfo Barnatán, Papu, el marido de Benarroch, con el que viaja en busca de ámbar u obsidiana por medio mundo, así como las creaciones orfebres de la cordobesa Rafaela Molina, que también están en boga.

Sin noticias de Isabel

Tampoco hizo acto de presencia Sonsoles Espinosa, que cuenta con los consejos estilísticos de la peletera para el día a día, ni Isabel Preysler, santa y esposa de socialista, que no pasa por su mejor momento anímico. Miguel Bosé fue uno de los primeros en llegar. Y también en irse. Desde que ha sido padre, se prodiga muy poco en público, aunque en esta ocasión quiso brindar todo su apoyo a quien fuera su compañera de pupitre en el Liceo Francés hace muchos años. Luego llegó la troupe de Pedro Almodóvar: Mario Vaquerizo, sin Alaska, que estaba revisando vestuario en Barcelona; la galerista Topacio Fresh; Bibiana Fernández y Loles León; Juan Gatti y su perro…

Ya comenzada la fiesta, en la que Casa Lucio se encargaba de servir el catering, Martirio se quitó las gafas de sol. “Lo hago cuando estoy entre amigos. Todo el mundo me dice que tengo unos ojos preciosos”. La cantante no echa de menos volver a la televisión. Mientras, Sandra Macaya, hija de la gran anfitriona de Mallorca por antonomasia, hablaba de las fajas que ha traído a España y que han revolucionado lo más granado del establishment social patrio. Por otra parte, Beatriz de Orleans solo contaba bondades sobre Dior, así como María y Pepa Fraile presumían de sobrino, el genial decorador Luis García, todo un must organizando fiestas y eventos varios, además de acondicionando interiores.

La marquesa de San Eduardo entró con mal pie en la tienda. Se tropezó y la gente se llevó las manos a la cabeza. Hace unas semanas, la propia Benarroch era testigo de cómo la ambulancia se llevaba al hospital con el brazo en cabestrillo a Pitita Ridruejo, otra de las señoras de primera división de la alta sociedad, durante una cena. Otros de los invitados a la inauguración del nuevo espacio fueron Antonia San Juan, Manuel Bandera y su mujer, Félix Sabroso, Dunia Ayaso, Juan Rufete o Pepón Nieto. La peletera de los famosos volvió a coronarse como la perfecta anfitriona del poder, aunque la partys de Miguel Marinero, otro reputado diseñador y peletero, tampoco tienen nada que envidiar.