La vis cómica de la ministra Ángeles González-Sinde

La ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, se había propuesto suplir las sonadas ausencias que protagonizaron la noche de este lunes en el Circo Price, y para ello recurrió a todo el arsenal humorístico que fue capaz de desplegar durante su intervención en la XX Edición de los premios Unión de Actores.

Ausencias que, por otra parte, pusieron de manifiesto el escaso apoyo que ciertos actores y actrices -algunos ya afincados en Hollywood- brindan al gremio. Se echó en falta a Javier Bardem, que, de haber acudido, habría recibido el premio de manos de su propia madre, Pilar Bardem, encargada de presentar el galardón al mejor actor de cine. Simulando a Juan Palomo, la actriz presentó el premio y, con las mismas, se lo llevó a casa.

La de Bardem no fue la única ausencia masculina que resonó a chascarrillo en los pasillos del teatro. La alfombra roja del Price echó en falta también a Sancho Gracia, Juan Echanove, Imanol Arias, Juan Diego, Mario Casas y otros tantos nombres del séptimo arte patrio.

Tampoco asistió Elena Anaya, otra de las más esperadas de la noche, junto a las actrices Concha Velasco, Adriana Ozores, Pilar López de Ayala y Nuria Espert.

Pero al margen de plantones interpretativos, la ministra de Cultura decidió enfundarse en un elegante vestido negro para presentar sendos galardones al mejor actor y actriz protagonista del mundo del teatro. En sus diez minutos de intervención, la guionista de Mentiras y gordas no dejó de hacer guiños a su otra faceta: la política. Echaba en falta, decía, ese preciado escaño que la hace sentir segura o en su defecto, un atril con su pertinente libreto. Lo que fuera, con tal de no sentirse "tan expuesta al público".

Parecía que la ministra se hubiera aprendido su discurso al dedillo, mientras hacía las delicias de los allí congregados. Su vis cómica surgió como pocas veces, quizá favorecida por esa cierta relajación que conllevan los últimos días de titular de una cartera ministerial. La sonrisa volvió al rostro de Sinde después de muchas semanas de luto tras el fallecimiento de su hermano, y logró conquistar al respetable que, por un momento, se olvidó de aquellos que, por motivos laborales -como insistió en aclarar la matriarca de los Bardem- se habían acercado hasta allí sólo en espíritu.

"Perdonad a Javier, que  en estos momentos está intentando matar a Bond -interpreta al villano de la saga en su próxima película-, aunque no creo que lo consiga. Se lo dedica a su madre, que soy yo", fue el discurso de la suegra de Penélope Cruz.

Políticos y actores, en la fiesta del cine

La ministra de Cultura no fue la única política que se dio cita en los premios que entregaban los propios actores. Alicia Moreno, delegada de las artes del Ayuntamiento de Madrid, no quiso perderse un evento que homenajeó a Asunción Balaguer por Toda una vida. "Esta tarde me sentía mal, no sé si era por los nervios. Pero me siento muy halagada porque los compañeros son buenos críticos y saben cuando alguien falsea y cuando actúa de verdad", confesaba a Vanitatis al tiempo que se mostraba encantada por su papel en la serie de televisión Gran Hotel.

Lluis Homar y Roberto Enríquez, que siguen sumidos en la grabación de la última temporada de Hispania; Alexandra Jiménez, que acudió a la gala acompañada de su novio, el también actor Luis Rallo, y eligió para la ocasión un traje de Adolfo Domínguez; Carmen Conesa, que inaugurará en los próximos meses su propia exposición; Silvia Marsó, cuyo próximo proyecto será como productor; José Mota, que repite en la presentación de las Campanadas de Fin de Año con Anne Igartiburu y en breve comenzará a grabar el programa especial de Nochevieja tampoco se perdieron los premios, Alicia Borrachero, Ana Wagener, Beatriz Carvajal, Francis Lorenzo, Unax Ugalde, Marisa Paredes, Carlos Hipólito, Ginés García Millán, Javier Albalá, Bárbara Lennie, Manuela Velasco, Aitor Luna, María Isasi, Secun de la Rosa, Raúl Arévalo, Carmen Ruiz, Alberto San Juan y Lluvia Rojo fueron algunos de los rostros conocidos en una noche en la que la lluvia fue otra de las ausentes, cediendo todo el protagonismo a las estrellas del celuloide patrio.