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Las malas formas de Cristiano Ronaldo e Irina Shayk
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Las malas formas de Cristiano Ronaldo e Irina Shayk

A los premios que organizó la revista Marie Claire en la embajada de Francia de Madrid, con la venia de monsieur l’ambassadeur Bruno Delaye, no quiso

A los premios que organizó la revista Marie Claire en la embajada de Francia de Madrid, con la venia de monsieur l’ambassadeur Bruno Delaye, no quiso faltar nadie. Ni tan siquiera Cristiano Ronaldo, que acudió en calidad de novio de la modelo rusa Irina Shayk. Pese a ser una noche feliz para ambos, el portugués y su chica se mostraron altivos, distantes y muy poco empáticos, hasta tal punto que su actitud se tornó en el tema de conversación para el resto de invitados.

Las malas formas de la pareja fueron constantes durante toda la velada. Además de llegar en último lugar, nada más sentarse no saludaron al resto de comensales con los que compartían mesa y mantel, entre los que se encontraban otros galardonados de la noche, como Elie Saab, el diseñador de las estrellas, la oscarizada actriz Tilda Swinton, el modelo Tony Ward o Joana Bonet, jefa suprema de Marie Claire y anfitriona del evento, para más inri. Todo un gesto de descortesía, que remató la impresión causada por ambos.

Tal fue el panorama, que hasta la directora de la publicación comentó en privado lo descabellado de las pretensiones de CR7, que se negaba en banda a hacerse fotos con los invitados que amablemente se lo pedían. Pero lo que suscitó mayor consternación fue que ni aplaudieran a los otros premiados, que estuvieran pendientes en todo momento del teléfono móvil  y que se dedicaran a susurrarse palabras al oído en una especie de juego infantil, mientras otros agradecían el Prix de la Moda, que así es el nombre que recibe el galardón, casi con lágrimas en los ojos. Y que cuando le llegó el turno a Irina no se esforzara con el español y hablase íntegramente en inglés.

Mientras, los fotógrafos se quejaban porque hacían lo posible por darles la espalda.  Por su parte, el jugador del Real Madrid, nada más hacer su entrada, se negó en un arrebato de enfado a pasar por el photocall con su novia. No fue el único que se pilló un buen berrinche. La otra anécdota de la noche la protagonizó Alinne Griffith. La condesa de Romanones pretendía entrar con su coche en el palacete de Delaye, pero cuando los miembros de seguridad le impidieron el acceso, ya que la escenografía de la convocatoria llegaba hasta el mismo exterior, se molestó tanto, que se quería marchar. Alguien la tranquilizó y terminó compartiendo mesa con Ángeles González-Sinde, ministra de Cultura, Naty Abascal o la princesa Beatriz de Orleans.

Aunque ésta no fue la tónica general. El resto de invitados fueron de lo más corteses. Estuvieron: los duques de Feria, Ana Rodríguez, Eugenia Martínez de Irujo, Tamara Falcó, Malena Costa, Carmen Lomana, Juanjo Oliva, Amaya Arzuaga, Mar Regueras, Emiliano Suárez, Tiziana Domínguez, Elio Berhanyer, Imanol Arias, Haníbal Laguna, José Toledo, Ángel Schlesser, Nieves Álvarez, Marco Severini, Ane Igartiburu, Olivia de Borbón, Marina Castaño y su pareja, el médico Enrique Puras, Judith Mascó, Marisa Paredes, acompañada de su amigo Michel Meyer,  Amaia Montero, Rosa Clará, recién llegada de Nueva York o Paloma Segrelles, que está organizando un nuevo coloquio sobre la SGAE al que acudirá Fernández Sastrón.

A los premios que organizó la revista Marie Claire en la embajada de Francia de Madrid, con la venia de monsieur l’ambassadeur Bruno Delaye, no quiso faltar nadie. Ni tan siquiera Cristiano Ronaldo, que acudió en calidad de novio de la modelo rusa Irina Shayk. Pese a ser una noche feliz para ambos, el portugués y su chica se mostraron altivos, distantes y muy poco empáticos, hasta tal punto que su actitud se tornó en el tema de conversación para el resto de invitados.

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