Los 'rincones' de La Moncloa que heredará Rajoy

A Amparo Illana no le gustó la idea de tener que trasladarse a La Moncloa cuando su marido, Adolfo Suárez, ganó las elecciones de 1977. Era una casa fría de tres plantas que había acogido a los jefes de Estado extranjeros durante la época de Franco y que ahora la familia debía cambiar por el Palacio de Villamejor, situado en el Paseo de la Castellana. Lo que parecía un disparate, funcionó. Hoy casi 35 años después de esa mudanza continúa siendo la residencia oficial de los Presidentes de Gobierno de España.

Antes de finalizar el año, la residencia presidencial volverá a abrir sus puertas para recibir a nuevos inquilinos en sus espaciosos aposentos. Mariano Rajoy junto a su mujer Elvira Fernández y sus dos hijos, Mariano y Juan, llegarán a La Moncloa a lo largo de la semana que viene. Una vez se celebre la toma de posesión, Rajoy podría pasar su primera Navidad en la vivienda que un día Felipe González definió como "una tarta de nata montada con toques de purpurina". Desde entonces, muchos acontecimientos han pasado.

En estos años, La Moncloa, obra del arquitecto Diego Méndez, también urbanista del Valle de los Caídos, no solo ha cambiado de residentes sino también ha sufrido una drástica remodelación. Los tres edificios antes rodeados de un sinfín de vegetación se han convertido hoy en una de las sedes de mandatarios de gobierno más extensa de Europa.

El recinto, incluido en el catálogo de Patrimonio Nacional, consta de 20 hectáreas de jardines, en el que incluso González cultivó un pequeño huerto, y donde, además de los tres edificios principales, se han construido varios inmuebles vinculados dando lugar al conocido Complejo de La Moncloa, en el que se incluye un búnker que se mandó construir por medidas de seguridad a finales de los ochenta.  

Este epicentro de poder, alabado por el presidente francés Nicolas Sarkozy, también tiene un pequeño helipuerto, una piscina, una pista de tenis, que Suárez mandó instalar y en la que José María Aznar instaló una pista de pádel desmontable que le regaló Plácido Domingo, y una cancha de baloncesto, uno de los hobbies confesables de Zapatero. En total, un perímetro en el que trabajan alrededor de 2.500 personas. De hecho, según contó una exempleada en una ocasión, Ana Botella tenía a su cargo a 55 personas, aunque se quejaba de no estar "bien atendida".      

La residencia en la que la familia Rajoy vivirá los próximos cuatro años dista mucho de aquellas estancias inhabitables en las que los Suárez tuvieron que pasar los primeros meses de democracia. La atmósfera que se respira hoy dentro de La Moncloa es totalmente ecléctico, abarrotado de tonos grises y blancos, un ambiente de regeneración con el que Sonsoles Espinosa quiso modificar el estilo sobrio de sus predecesores por consejo de varios interioristas, y en los que Rajoy vivirá sus primeros días como Presidente de Gobierno.