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Así despidió el año la jet set española
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Así despidió el año la jet set española

La crème de la crème patria ha disfrutado por todo lo alto de la Navidad. No ha habido día sin que tuviera lugar una fiesta de

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Así despidió el año la jet set española

La crème de la crème patria ha disfrutado por todo lo alto de la Navidad. No ha habido día sin que tuviera lugar una fiesta de postín. Los Botín han tenido también la suya. Como viene siendo habitual durante los últimos años, Ana Patricia Botín, Anapi para los amigos, y su marido Guillermo Morenés han despedido el año desde la exclusiva estación alpina de Gstaad, en Suiza. El matrimonio, que posee un casoplón que nada tiene que envidiar al de Aristrain, magnate de la siderurgia y señor de la casa más cara del país helvético, tiene por costumbre alquilar el elitista Yacht Club de la ciudad para celebrar la Nochevieja con sus amigos, influyentes todos.

Los Rodés, Alfonso Cortina y Miriam Lapique, los March o demás rostros del establishment suelen animar el cotarro. Pedro Jota, Ágata y sus hijos se unieron hace unos años a la pléyade de todopoderosos. Aunque desde que el matrimonio instalara su residencia habitual en Londres, la fiesta se ha tornado más blindada. Ya no hay chascarrillos que contar ni chismorreos de los que presumir en los mentideros de la jet. Javier Hidalgo, delfín de Air Europa, puso el punto y final a la era loca de la party de la rica heredera. El marido de la hija del influyente banquero le puso de patitas en la calle hace unos cuantos años, con las consabidas copas de más, y desde entonces todo es más sobrio, aunque la cena siempre había sido más burguesa que opulenta.

A pesar de que Gstaad se ha convertido en el nido preferido de fortunas y ricos de aquí y allá, Aspen, en Estados Unidos, le está ganando terreno a esta estación, cárcel de Polanski y epitafio del gran amor de Brigitte Bardot. Los más castizos se quedan en la capital, que bulle de efervescencia lúdica durante la Navidad. Eduardo Montes, presidente de Unesa, organizó su propia fiesta hace unos días en el hotel Eurostar de Madrid. Lo hacía allí por primera vez, ya que tanto él como Rita González, su mujer, suelen recibir en la casa que tienen en La Moraleja, la misma que sirvió de escenario nupcial este mismo verano durante la boda de Marta, la hija del matrimonio, con el economista Ernesto de la Haya. Nadie se quiso perder los fastos. A la tradicional fiesta del jefe de las eléctricas acudieron desde Miguel Arias Cañete, flamante ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, a Santiago Ybarra, presidente de honor del grupo Vocento, o Ana María Calvo-Sotelo, la hermana del expresidente del Gobierno y quien fuera mujer de Rafael del Pino.

Otra de las partys que nadie con certificado de pedigrí se pierde es la recepción que ofrece Manolo March en Madrid. Esta vez, la cita fue en un lujoso club del barrio de Salamanca de la capital, al que estaban convocados rostros poco habituales de las páginas de sociedad. Blanca Suelves y su marido, el duque de Alburquerque; Konstantin de Bulgaria y María García de la Rasilla; Carla Royo-Villanova, Tessa de Baviera, Cristina Macaya, Pepe Barroso y Mónica Silva, Alfonso Cortina y Miriam Lapique, y Carlos Goyanes y Cari Lapique. Esa fue la última fiesta para el último matrimonio, que ha optado, este año, por el clima cálido de Miami para pasar estas fechas, ya que Carla, su hija pequeña, reside allí con su marido, el hombre de negocios Jorge Benguría.

Los abogados Javier Saavedra y Ramón Hermosilla suelen celebrar también encuentros navideños con sus amigos. Este año, la fiesta de Saavedra y su mujer Angus contó con la asistencia de los duques de Alba. Cayetana se arrancó a bailar por sevillanas ante la atónita mirada de Henar Ortiz, tía de la princesa de Asturias y gran amiga del letrado de los famosos. La de Ramón Hermosilla y su esposa Ana suele ser otra ineludible de estas fechas. El problema fue que en esta ocasión el encuentro festivo coincidió en tiempo con la fiesta que Bruno Delaye organizó en la embajada para celebrar el 250º aniversario de Moët&Chandon. Carmen Lomana, el duque de Aliaga, Amusátegui, Isidoro Álvarez, los Horcher o los Salazar Simpson suelen ser algunos de los invitados. Isabel Preysler, en cambio, ha brillado por su ausencia en todas las convocatorias. La muerte de su hermana Beatriz ha tenido mucho que ver.

La crème de la crème patria ha disfrutado por todo lo alto de la Navidad. No ha habido día sin que tuviera lugar una fiesta de postín. Los Botín han tenido también la suya. Como viene siendo habitual durante los últimos años, Ana Patricia Botín, Anapi para los amigos, y su marido Guillermo Morenés han despedido el año desde la exclusiva estación alpina de Gstaad, en Suiza. El matrimonio, que posee un casoplón que nada tiene que envidiar al de Aristrain, magnate de la siderurgia y señor de la casa más cara del país helvético, tiene por costumbre alquilar el elitista Yacht Club de la ciudad para celebrar la Nochevieja con sus amigos, influyentes todos.