Tatiana Santo Domingo, de discreta novia de Andrea Casiraghi a empresaria de moda

Poco o nada se sabe de la novia de Andrea Casiraghi, aparte de su pertenencia a una de las familias más ricas de Colombia, encabezada por su abuelo, el recientemente fallecido Julio Mario Santo Domingo, pero lo cierto es que, pese a su tendencia a huir de los flashes y las entrevistas y a llevar la discreción por bandera -todo lo contrario que el resto de miembros de su familia: conocidos dj en Nueva York y cotizadas socialités-, Tatiana Santo Domingo es una mujer emprendedora y de ideas muy claras, al margen de su noviazgo con el nieto de Grace Kelly.

Nació en Nueva York en 1983, vivió en Ginebra hasta los 15 años, veraneó en Bali y posteriormente se trasladó a París a estudiar en el instituto, donde conoció a Andrea Casiraghi, con el que comenzó a salir en 2004. Después llegó la universidad en Londres y un máster en Nueva York. Habla cinco idiomas, lee a Dickens y a Dumas y escucha Blues, y, para más inri, rechaza tener representante y se encarga ella misma de responder las llamadas y contestar los e-mails. El retrato de Tatiana Santo Domingo, elaborado por Vanity Fair este mes, da una idea del tipo de persona que es la que, en un futuro no muy lejano, podría convertirse en princesa.

La joven, que acaba de poner en marcha una firma de moda étnica online junto a su amiga Dana Alikhani, ha sido musa de Valentino y Giambattista Valli, merecedora del título de mujer mejor vestida del mundo hace tan sólo un par de años, colaboradora del director de arte Giovanni Bianco -que trabajó en las campañas publicitarias de Prada, Zegna o Versace- y de Aimée Belle, subdirectora del Vanity Fair norteamericano.

En la entrevista, además de dejar clara su intención de adquirir un piso en Londres -no tiene ni casa ni coche propios-, habla del futuro con total franqueza, asegurando que, dentro de diez años, se ve "casada, con niños y muchos perros. Y con un hogar estable. Tal vez sea esto lo que deseo sobre todas las cosas". No es de extrañar, puesto que en estos momentos disfruta de su independencia y soltería -al margen de su noviazgo- cual nómada sin dejar de viajar. "Es ahora cuando estoy viajando más. No tengo un marido, no tengo nada, de modo que lo puedo hacer", espeta.