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Monumental cabreo en una fiesta: "Yo no soy cualquiera, soy Marisa Paredes"
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Monumental cabreo en una fiesta: "Yo no soy cualquiera, soy Marisa Paredes"

Teatro Häagen-Dazs Calderón de Madrid. Décimo primera edición de la gala de entrega de los Premios Shangay. 22:00 horas. El incesante goteo de rostros conocidos del

Teatro Häagen-Dazs Calderón de Madrid. Décimo primera edición de la gala de entrega de los Premios Shangay. 22:00 horas. El incesante goteo de rostros conocidos del mundo del cine, de la televisión y del espectáculo en general comienza a apaciguarse. La última en hacer acto de presencia en la ceremonia, Marisa Paredes, se dispone a acceder al interior de la sala. En ese momento, uno de los encargados de la organización del evento le comunica a la actriz que va a ser imposible que se incorpore al patio de butacas, pues el aforo está completo. Desconcertada, la veterana intérprete increpa al joven: “Tengo un sitio reservado. Yo no soy cualquiera, soy Marisa Paredes. No sé quién habrá entrado antes que yo, ni quién habrá ocupado mi asiento, pero quiero que lo arregle”.

También se dejaron fotografiar actores de hoy y de ayer: Jan Cornet, Pablo Rivero, Adrián Rodríguez, Javier Calvo, Marc Clotet, Ana de Armas, Antonia San Juan, Aitor Luna, Álex Barahona, Rubén Sanz, Octavi Pujades, Marta Torné o Macarena Gómez. Además de rostros conocidos en el mundo de la música como Alaska y su marido, Mario Vaquerizo, acompañados en todo momento por sus íntimos amigos, como Topacio Fresh. La lista la completaron Amaral, Luz Casal, Paloma San Basilio y Soraya.

Teatro Häagen-Dazs Calderón de Madrid. Décimo primera edición de la gala de entrega de los Premios Shangay. 22:00 horas. El incesante goteo de rostros conocidos del mundo del cine, de la televisión y del espectáculo en general comienza a apaciguarse. La última en hacer acto de presencia en la ceremonia, Marisa Paredes, se dispone a acceder al interior de la sala. En ese momento, uno de los encargados de la organización del evento le comunica a la actriz que va a ser imposible que se incorpore al patio de butacas, pues el aforo está completo. Desconcertada, la veterana intérprete increpa al joven: “Tengo un sitio reservado. Yo no soy cualquiera, soy Marisa Paredes. No sé quién habrá entrado antes que yo, ni quién habrá ocupado mi asiento, pero quiero que lo arregle”.