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¿Por qué la baronesa Thyssen siempre va con pinzas?
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¿Por qué la baronesa Thyssen siempre va con pinzas?

El Museo Thyssen se vistió de gala el pasado lunes para recibir una exposición dedicada al pintor norteamericano Edward Hopper. Por allí pasaron Soraya Sáenz de

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¿Por qué la baronesa Thyssen siempre va con pinzas?

El Museo Thyssen se vistió de gala el pasado lunes para recibir una exposición dedicada al pintor norteamericano Edward Hopper. Por allí pasaron Soraya Sáenz de Santamaría, las presentadoras Ana Blanco o Marta Reyero o el director de fotografía José Luis Alcaine. Pero la gran atracción, por supuesto, era Tita Cervera, radiante como de costumbre, con su chaqueta negra y su vestido blanco, y, también como de costumbre, con una pinza que le recogía el pelo.

La afición a las pinzas del pelo de toda clase y color de la baronesa parece tener una explicación. Según se comenta en círculos cercanos a ella, Carmen Cervera tiene un miedo desmedido a que le hagan vudú con los restos del pelo que puedan quedar en el peine si alguien le toca la cabeza.

Se ha dado en llamar el ‘síndrome Tita’ y parece que ya ha afectado a otras ilustres de la prensa rosa como Isabel Preysler o Carmen Martínez Bordiú, que prefieren peinarse ellas mismas aunque tengan que acudir a actos de postín. La baronesa también es una auténtica experta a la hora de diseñar su propio maquillaje y se ha mostrado orgullosa de hacerlo. El orgullo se limita a sí misma. La prensa, en cambio, no se ha mostrado tan complacida y le han llovido críticas de todo pelaje. Su pelo y su estilo de maquillaje casi nunca ha gustado demasiado. Demasiado ‘casual’ para una baronesa.

Las supersticiones de la baronesa vienen de lejos. Ya en 2010 llamó poderosamente la atención una información que aseguraba que había acudido a la calle Costa Rica en Madrid para que una vidente le leyese los posos del café. Al parecer, las creencias de Tita son de lo más bizarras. Quizá tenga algo que ver una vieja anécdota que relataba su biógrafa no oficial, Concepción Calleja, que contaba que el barón vivió marcado por las supersticiones desde que una gitana le dijo que moriría rico pero solo. Eso le llevó a colmar de caprichos a todas sus mujeres.

Quizá el barón le contagió ese miedo a lo inexplicable y por eso su pelo no lo toca nadie más que ella. Y también por eso prefiere hacer uso de coleteros de todo tipo y de gomas del pelo, con los que suele acudir a casi todos los actos. Está claro que a la baronesa no se le va la pinza.

El Museo Thyssen se vistió de gala el pasado lunes para recibir una exposición dedicada al pintor norteamericano Edward Hopper. Por allí pasaron Soraya Sáenz de Santamaría, las presentadoras Ana Blanco o Marta Reyero o el director de fotografía José Luis Alcaine. Pero la gran atracción, por supuesto, era Tita Cervera, radiante como de costumbre, con su chaqueta negra y su vestido blanco, y, también como de costumbre, con una pinza que le recogía el pelo.