Valérie Trierweiler, una primera dama desaparecida de la vida política

Desde que Valérie Trierweiler convirtió Twitter en un arma arrojadiza contra la ex mujer de François Hollande, Francia no ha querido saber nada más de su primera dama y se ha escondido en el Palacio de Elíseo. Hollande acudía este martes por primera vez a Reino Unido como Presidente de Francia.  Sin embargo, la primera dama ha vuelto a faltar a la cita.

Francia elegió a Hollande su presidente el pasado 15 de mayo. Desde ese momento, su novia pasó a ser un personaje mundialmente conocido y la historia de la pareja fue comidilla de los medios. Todo estalló cuando Valérie Trierweiler negó su apoyo político en Twitter a Ségolène Royal, ex mujer de Hollande.

Roma, Bruselas, EEUU, México… El Presidente de Francia se ha recorrido buena parte del mundo en estos dos meses de mandato y su primera dama no ha sido su mejor apoyo. Valérie está escondida. ¿Imposición o decisión propia?

Sin duda, el papel de una primera dama es importante para el país. La llegada del presidente a Reino Unido se trataba de una cita importe ya que Isabel II se quedó prendada de los encantos de Carla Bruni cuando visitó el país en marzo de 2008 acompañando a Nicolas Sarkozy. Ahora, directamente, no habrá opinión formada sobre la primera dama en el país británico.

La prensa internacional sugiere dos posibles razones para que Valérie no de señales de vida en los viajes oficiales. Por un lado, se piensa que se trataría de una forma de romper con el excesivo glamour que acompañaba a Sarkozy en sus viajes. Por otro, que sus catastróficas frases en la red social realmente hayan acabado con su faceta como primera dama por el momento.

La desaparición de las primeras damas

Mientras en países como EEUU parece que la faceta como primera dama toma cada vez más importancia, fuera de sus fronteras las mujeres de altos mandatarios no quieren saber nada de su faceta más política.

No hay que irse muy lejos para toparse con Elvira Fernández. Como ya publicó Vanitatis, la mujer de Mariano Rajoy ha aparecido en público en muy pocas ocasiones desde que su marido fuese elegido presidente del Gobierno.

Sin duda, el papel político y social de una primera dama se ha modernizado tanto como el de cualquier persona. Coger el móvil y escribir una frase malsonante arrastrado por el enfado ahora puede trastocar el sistema de un gobierno.