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Preocupación por el estado de salud de la duquesa de Alba
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Preocupación por el estado de salud de la duquesa de Alba

Las amistades de la duquesa de Alba están preocupadas por el enorme bajón físico que ha sufrido en las últimas semanas. Anímicamente tampoco está en su

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Preocupación por el estado de salud de la duquesa de Alba

Las amistades de la duquesa de Alba están preocupadas por el enorme bajón físico que ha sufrido en las últimas semanas. Anímicamente tampoco está en su mejor momento y, de hecho, no está previsto que realice el viaje que solía hacer cada año por estas fechas. “No tiene ganas de salir a la calle, porque no quiere que los periodistas le pregunten. Está cansada, ella que de por sí es muy activa y agota a cualquiera con sus entradas y salidas”, cuentan a Vanitatis los amigos, que hacen todo lo posible para que supere el bache.

Antes de que Alfonso Díez entrara en su vida, Cayetana se instalaba en su apartamento de Venecia con sus animales de compañía: perros, tortugas y hasta una cotorra. Pasaba allí un par de semanas a finales del verano y vuelta a Sevilla a seguir con su vida cotidiana. La casa la vendió y desde que se ennovió con Alfonso Díez prefería marcharse al extranjero.

Ya lo tenía todo previsto para este año, pero todo cambió con la decisión de Francisco Rivera de solicitar judicialmente la custodia de la nieta Tana. A partir de ahí cambió su estado de ánimo. Al enfado monumental que le provocó en un principio, que hizo que borrara de su vida al que fuera yerno preferido, siguió el desconcierto de no entender sus razones y más tarde la tristeza al ver el sufrimiento de su hija Eugenia por todo lo que estaba sucediendo.

A todo esto se unió la muerte de Manolo, su hombre de confianza. Un hombre que fue sus manos, sus pies y sus ojos antes de que apareciera el funcionario en su vida. “Ha sido un palo tremendo para Cayetana y para todos los que le conocíamos y tratábamos. Una persona excepcional, leal, cariñoso, educadísimo y con un sentido del humor que le hacia mucha gracia a Cayetena”, aseguraba Carmen Tello, íntima de la duquesa y gran apoyo de la duquesa, junto a su esposo Curro Romero, antes de que ésta se convirtiera en señora de Díez. 

Cayetana, que cumplió 86 años en el mes de marzo pasado, no está en su mejor momento y ese decaimiento general es el que tiene agobiado a su círculo más íntimo. Todos esperan que sea pasajero y que la duquesa vuelva a salir como lo hacía antes.

Las amistades de la duquesa de Alba están preocupadas por el enorme bajón físico que ha sufrido en las últimas semanas. Anímicamente tampoco está en su mejor momento y, de hecho, no está previsto que realice el viaje que solía hacer cada año por estas fechas. “No tiene ganas de salir a la calle, porque no quiere que los periodistas le pregunten. Está cansada, ella que de por sí es muy activa y agota a cualquiera con sus entradas y salidas”, cuentan a Vanitatis los amigos, que hacen todo lo posible para que supere el bache.