Hacienda embarga a Conde una finca en Mallorca con fantasma incluido

Mario Conde se crió en Mallorca. Su palacete se convirtió en su refugio y en su inspiración cuando le metieron entre rejas. Ahora, Hacienda ha embargado al empresario su casa encantada, una mansión de cuatro fincas en la que, según el propio Conde, vivía un fantasma llamado Oliver.

La casa favorita de Mario Conde tenía un fantasma en su interior que no hacía otra cosa que asustar a sus invitados. Inofensivo, eso sí, se trataba de un hombre inglés que campaba a sus anchas por las estancias del caserón. Ni los de seguridad eran capaces de aguantar los ruidos que provocaba este peculiar compañero de habitación. “Es Oliver, el fantasma”, explicaba Conde, muy tranquilo, a sus invitados.

Ahora se tiene que despedir de los recuerdos que allí le quedan. La Audiencia Nacional ha ordenado el embargo de esta casa. Después de investigar al exbanquero, se ha estimado que el verdadero dueño de esta finca es el propio Conde, y no una sociedad de Luxemburgo llamada Beteiligung S.A.

Mario Conde había sido condenado a pagar 27 millones de euros a Banesto por la gestión que realizó durante los años en los que estuvo al frente del proyecto. Él dijo que carecía de patrimonio y ahora es el juez Grande Marlaska el que ha decidido que esta mansión es parte de su paraíso millonario en el que Conde había escondido su dinero.

Los medios de comunicación aseguran que Conde y su familia han seguido viviendo en la mansión. No hay más que ver las palabras de Conde sobre su casa en el pregón que dio en 2009 en la localidad mallorquina de Caimari para darse cuenta del continuo usufructo de estas tierras.