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Indignación en la fiesta de Eugenia Martínez de Irujo
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Indignación en la fiesta de Eugenia Martínez de Irujo

La noche era la perfecta para hablar de sueños. La Fundación Pequeño Deseo, en la que trabaja Eugenia Martínez de Irujo, subastaba al mejor postor benéfico

La noche era la perfecta para hablar de sueños. La Fundación Pequeño Deseo, en la que trabaja Eugenia Martínez de Irujo, subastaba al mejor postor benéfico un romántico desayuno con Jon Kortajarena a la orilla del mar o una cena para tres con Alaska y Mario Vaquerizo,entre otros ‘imposibles’, en un gala celebrada este jueves por la noche en los Jardines de Cecilio Rodríguez de Madrid. Sueños al alcance del común de los mortales con un claro objetivo filantrópico: favorecer a los niños, con lo que esta fundación trabaja principalmente. Pero, de repente, la indignación se apoderó de los buenos propósitos. Ni tan siquiera la duquesa de Montoro, cara visible de dicha ONG, se dignó a posar ante los fotógrafos. Tampoco quiso hablar de su proyecto profesional, a pesar de la insistencia de la duquesa de Alba, que acudió junto a su marido Alfonso Díez, que le recomendaba al oído que se parara a atender a los medios convocados expresamente para la ocasión.

La noche era la perfecta para hablar de sueños. La Fundación Pequeño Deseo, en la que trabaja Eugenia Martínez de Irujo, subastaba al mejor postor benéfico un romántico desayuno con Jon Kortajarena a la orilla del mar o una cena para tres con Alaska y Mario Vaquerizo,entre otros ‘imposibles’, en un gala celebrada este jueves por la noche en los Jardines de Cecilio Rodríguez de Madrid. Sueños al alcance del común de los mortales con un claro objetivo filantrópico: favorecer a los niños, con lo que esta fundación trabaja principalmente. Pero, de repente, la indignación se apoderó de los buenos propósitos. Ni tan siquiera la duquesa de Montoro, cara visible de dicha ONG, se dignó a posar ante los fotógrafos. Tampoco quiso hablar de su proyecto profesional, a pesar de la insistencia de la duquesa de Alba, que acudió junto a su marido Alfonso Díez, que le recomendaba al oído que se parara a atender a los medios convocados expresamente para la ocasión.