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Concha Velasco:"Iré a los Goya con un Armani de rebajas"
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Concha Velasco:"Iré a los Goya con un Armani de rebajas"

La vitalidad y la energía de aquella chica yeyé que sacudió a la España de los 60 sigue intacta en Concha Velasco. Ni las infructuosas empresas

La vitalidad y la energía de aquella chica yeyé que sacudió a la España de los 60 sigue intacta en Concha Velasco. Ni las infructuosas empresas que ha emprendido a lo largo de sus 73 años de vida han conseguido borrar su peculiar forma de estremecer el cabello, su discurso hilarante y una sonrisa contagiosa. Presentadora, bailarina, pero sencillamente actriz. De televisión, teatro, pero sobre todo de cine, su verdadera pasión. La vallisoletana más conocida del país vuelve a vivir uno de los momentos profesionales más dulces de su prolífica carrera: el 17 de febrero recibirá el Goya de Honor, que la Academia ha decidido otorgarle por su entrega al séptimo arte. Concha siempre ha soñado con tener uno. Ha estado dos veces nominada, pero nunca se ha proclamado vencedora. Estas derrotas han supuesto una frustración de la que por fin se ha liberado. Vanitatis ha hablado con la actriz.

Pregunta: Enhorabuena por el ansiado Goya que lleva tanto tiempo reclamando, ¿por qué cree que se lo han dado?

Respuesta: La Academia de Cine ha querido simbolizar en este homenaje que me rinden a todos los actores que empezamos a finales de los años 50. Duermo pensando en qué sitio de mi casa, llena de premios, voy a poner mi Goya. Tengo que encontrar el lugar que se merece. Yo, sin duda, me lo merezco. Tengo 73 años y más de ochenta películas. Si tuvierais que leer mi currículum, os ibais a dormir. Es muy extenso, esa es la verdad. Por eso, estoy feliz.

P: ¿Cómo reaccionó?

R: No me lo creía. Cuando me llamó Enrique González Macho, presidente de la Academia, pensé que era una broma. Al igual que cuando me dieron la medalla de las Bellas Artes. Pensé que alguien estaba imitando a Pilar Miró, pero no.

P: ¿Ya tiene previsto el discurso que va a dar?

R: El día de la entrega no se podrá hablar mucho, porque hay muchos premiados. Pero el día de la fiesta de los nominados, lo voy a decir todo. Lo tengo escrito ya. Eso sí, no hay que aburrir.  Me van acompañar mis dos hijos, que vestirán de esmoquin.

P: Es una mujer previsora…

R: Ya tengo dos trajes de Armani, uno para la fiesta y el otro para la gala. Los compré en las últimas rebajas al cincuenta por ciento en unos grandes almacenes de Madrid. Con Armani siempre aciertas. Yo no tengo el tipo de la princesa Letizia. Todo lo contrario. Tengo una edad, tres centímetros menos de altura, los tacones me hacen andar como un pato…

P: Usted cantaba que quería ser artista, ¿qué le ha dado esta profesión?

R: Estoy encantada. Gracias al cine soy todo lo demás. Nunca lo he pasado mal. Recuerdo que Mariano Ozores y yo decíamos cuando estábamos trabajando “Se corta para rodar”, porque éramos tan felices haciendo cine…. Me ha pasado de todo. Me ha besado lo mejorcito de este país. He sido una de las mujeres más felices que he conocido.

P: Ha besado a muchos guapos… ¿con qué ósculo de todos se queda?

R: Y feos también. En el cine no se me ha resistido nadie. En la vida privada siempre he sido la mal querida. El mejor beso fue el que me dio Fernando Fernán Gómez.  Se me daba muy bien estar con él. Pero se me cruzó Emma Cohen por el camino y después ya no pasó nada.

P: ¿Piensa en la retirada?

R: No siento que me vayan a retirar dándome estos premios. Le pido a Dios que me salgan más arrugas, porque con estos pómulos de pepona necesito dos más para quitarles los papeles a las actrices mayores que quedan. No pienso en la retirada. Me he llevado mis hijos siempre a los camerinos y me han salido tan sanos. Es curioso porque los que nos dedicamos a esto vivimos siempre en los sótanos de los teatros sin ventilación. ¡Hay que ver qué salud tenemos! ¿Cómo voy a querer dejar esta profesión si no he interpretado a la Celestina? Me faltan tantos personajes, que no lo voy a dejar.

P: En Más allá del jardín, la película de Pedro Olea sobre una obra de Antonio Gala, estaba nominada y no se lo dieron, ¿lo pasó tan mal como acostumbra a contar?

R: En esa película, yo creía que me lo daban. Pero no fue así. Debía haberme dado cuenta cuando me levanté a hacer pis y me encontré a Pilar Bardem, gran amiga mía. “Estoy tan nerviosa, tengo el discurso preparado ya y todo”, le dije. Me miró con una cara que me fui a mi sitio pensando que no me lo iban a dar. Lloré mucho esa noche, pero me alegré por Emma Suárez. Al terminar, mi marido y mis hijos nos fuimos a tomar una tortilla de patatas a un sitio que se llamaba Jota Jota.

P: Gala le dijo que el aparecer mucho en la tele era una de las razones por las que se quedó sin su Goya.

R: Sí, me lo dijo. Que la gente estaba harta de mí. Pero yo creo que la tele está muy bien. Hasta Steven Spielberg viene a España para salir en la tele. No creo que eso sea malo.

P: No se le resisten ni los papeles en los que hay que desnudarse…

R: Perseguí a Berlanga para que me diera un personaje en París Tombuctú. Nunca me he negado a hacer escenas desnuda. Es más, le enseñé mis partes a Berlanga y me cogió por eso. Eso sí, una vez me negué a hacer una película muy subida de tono, Amantes, porque mi hijo Paquito me dijo que se mataba. Y eso sí que no. Luego disfruté mucho en Más allá del jardín con Manuel Bandera justo encima de mi completamente desnudo. No saben lo que era aquello. Todo el mundo me preguntaba que cómo estaba Manuel, que qué tenía… Yo siempre me he dejado llevar.

P: Sueña con trabajar con Amenábar, pero se le resiste...

R: Ya he visto en la cara de Amenábar que no voy a trabajar con él. ¿Qué le voy a hacer? Eso sí, una vez me lo encontré en el tren de camino a Barcelona y le dije que me había gustado mucho Ágora. También le comenté que me hubiera fascinado ser una de las viejas que le tira piedras a la pobre Raquel [Rachel Weisz]. Él me dijo que me llamaría para su próxima película. Le pillé a contrapelo.

P: Y tampoco ha trabajado con Almodóvar…

R: Cuando le dices que no a un director ya no te vuelve a llamar. De lo que me arrepiento es de no haber trabajado con Borau. Le dije que no porque por entonces me llevaba fatal con Afredo Landa, que era su protagonista. Peleábamos mucho.

P: ¿Considera que ha afectado mucho al sector la subida del IVA?

R: La subida del IVA nos ha hecho polvo. Nos han hecho la puñeta.

P: También han contado para usted en el especial sobre la figura del Rey que ha emitido TVE.

R: Me gustaría tener por novio al alcalde de Bilbao. Él dice que sobre el Rey no opina nada. Hermida me parece estupendo, es un gran profesional y creo que hizo lo que tenía que hacer. Para mí, aceptar aparecer en el reportaje fue un trabajo más. Cuando acepto un trabajo, jamás me oirás hablar mal de ello.

P: ¿Qué es lo que le sigue motivando para permanecer en activo tantos años después de su debut?

R: La ilusión. Lo decía muy bien Alfredo Landa, que recibió un Goya de Honor también. Como él nunca he perdido la ilusión. Ni por vivir ni por trabajar. A mí lo que más me gusta es ver y actuar en el cine.

La vitalidad y la energía de aquella chica yeyé que sacudió a la España de los 60 sigue intacta en Concha Velasco. Ni las infructuosas empresas que ha emprendido a lo largo de sus 73 años de vida han conseguido borrar su peculiar forma de estremecer el cabello, su discurso hilarante y una sonrisa contagiosa. Presentadora, bailarina, pero sencillamente actriz. De televisión, teatro, pero sobre todo de cine, su verdadera pasión. La vallisoletana más conocida del país vuelve a vivir uno de los momentos profesionales más dulces de su prolífica carrera: el 17 de febrero recibirá el Goya de Honor, que la Academia ha decidido otorgarle por su entrega al séptimo arte. Concha siempre ha soñado con tener uno. Ha estado dos veces nominada, pero nunca se ha proclamado vencedora. Estas derrotas han supuesto una frustración de la que por fin se ha liberado. Vanitatis ha hablado con la actriz.

Concha Velasco