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Marisol cumple 65 años paseando de 'incógnito' por La Malagueta
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Marisol cumple 65 años paseando de 'incógnito' por La Malagueta

Ciudad de Málaga, durante una mañana cualquiera. Los malagueños que pasean cerca del mar, desde 'La Malagueta' hasta los ‘Baños del Carmen’, ven a una mujer con

Ciudad de Málaga, durante una mañana cualquiera. Los malagueños que pasean cerca del mar, desde 'La Malagueta' hasta los ‘Baños del Carmen’, ven a una mujer con un gorro y unas gafas de sol que pasea a unos perros. Pocos pueden adivinar que, tras esa indumentaria, se oculta uno de los grandes iconos del cine y la cultura pop española. Hace años que Pepa Flores dejó de ser Marisol, y ahora disfruta de un retiro buscado durante largo tiempo. Atrás queda la historia de la niña prodigio de los 60, la que se preparó durante un año entero para su debut cinematográfico en ‘Un rayo de luz’, la que hizo una transición pop a la edad adulta con canciones como ‘Corazón contento’ o la que enarboló la bandera comunista en una España que vivía una Transición hacia la democracia. Según su amigo, el pintor Antonio Montiel, Pepa Flores, la mujer que este lunes cumple 65 años, vive hoy día “como una persona normal, atendiendo a su madre y a las cosas más cotidianas”.

Esas cosas cotidianas incluyen paseos en los que casi nunca suele olvidar las gafas por una sencilla razón: “Se pone las gafas para ocultarse un poco. Si la gente la para ella suele ser muy amable pero es un hecho que prefiere pasar desapercibida”, cuenta Antonio Montiel a Vanitatis. Montiel sabe bien lo que es admirar a Marisol, la estrella que ocultó a Pepa. Con solo 13 años, su padre le trajo un montón de revistas y en una de ellas, estaba una fotografía de la artista “Intenté copiar aquella portada una y otra vez”, dice. Calcar su imagen no era suficiente para este pintor precoz que, con solo 14 años y sin decirle nada a sus padres, se fue en autobús a Altea para conocer a su ídolo. No era buena época para hacer algo así: Pepa Flores vivía con Antonio Gades en la localidad alicantina, se había abierto a nuevas sensaciones a causa de la ideología de su marido y huía como de la peste cada vez que en televisión se emitía alguna de las películas que había protagonizado de niña o de algún admirador que se lo pudiese recordar.

Sin embargo, Montiel tuvo suerte: “Estuve poco tiempo en su casa pero le hizo gracia que yo fuese a verla desde Málaga”. Y esa ‘gracia’ dio lugar a una amistad que dura hasta el día de hoy. De hecho, Montiel es uno de los artistas que mejor ha sabido retratar a una mujer que fue la primera en posar para la revista ‘Interviú’ para quitarse de encima la bisoña imagen de la niña a la que quisieron imitar todas las niñas españolas que crecieron en los primeros 60. Pero, ¿por qué Pepa Flores se cansó de ser Marisol? “Empezó muy joven y, además, esta es una profesión de acomplejados, de gente insegura que se dedica a ello no solo por razones económicas sino con pretensiones de ser alguien porque en el fondo no sienten que lo sean. Eso llega a cansar”, asegura Montiel.

Antes de que el productor Manuel José Goyanes la descubriese para el cine, la pequeña ya formaba parte de un grupo llamado ‘Los joselitos del cante’ y vivió una vida de adultos difícilmente soportable para un niño. No fue fácil para ella llegar al plató de su primera película, ‘Un rayo de luz’, y descubrir, por ejemplo, que su interpretación recitativa no era del gusto del director, Luis Lucía. Al parecer, este presionaba a aquella niña de 12 años para que se ajustase mejor a las necesidades de la película. Entre éxito y éxito para la niña prodigio, Manuel Goyanes fue su segundo padre, aunque Antonio Montiel reconoce que “la familia Goyanes veía en ella una inversión porque también les salía rentable”. A pesar de todo, Marisol contrajo matrimonio con el hijo del productor, Carlos Goyanes, y los consideró como de su propia familia.

Sin embargo, la brevedad de ese matrimonio la condujo a una relación posterior con Antonio Gades que tuvo un eco en su carrera artística. No hay más que escuchar los discos que lanzó con composiciones de Manuel Alejandro o Luis Eduardo Aute. En cuanto al cine, otro tanto: películas como ‘Bodas de sangre’ o series como ‘Proceso a Mariana Pineda’ nada tienen que ver con ‘Tómbola’ o ‘Ha llegado un ángel’. “En aquella época empezó a pensar más en el retiro y se fue a vivir a Altea”, dice Montiel. Sin embargo, hubo un momento en el que Pepa Flores se reconcilió con Marisol y hoy, apartada de las cámaras, ha aprendido a convivir con aquel personaje, uno de los mayores iconos de nuestro cine y el símbolo pop de una España que pedía a gritos un cambio de rumbo.

Ciudad de Málaga, durante una mañana cualquiera. Los malagueños que pasean cerca del mar, desde 'La Malagueta' hasta los ‘Baños del Carmen’, ven a una mujer con un gorro y unas gafas de sol que pasea a unos perros. Pocos pueden adivinar que, tras esa indumentaria, se oculta uno de los grandes iconos del cine y la cultura pop española. Hace años que Pepa Flores dejó de ser Marisol, y ahora disfruta de un retiro buscado durante largo tiempo. Atrás queda la historia de la niña prodigio de los 60, la que se preparó durante un año entero para su debut cinematográfico en ‘Un rayo de luz’, la que hizo una transición pop a la edad adulta con canciones como ‘Corazón contento’ o la que enarboló la bandera comunista en una España que vivía una Transición hacia la democracia. Según su amigo, el pintor Antonio Montiel, Pepa Flores, la mujer que este lunes cumple 65 años, vive hoy día “como una persona normal, atendiendo a su madre y a las cosas más cotidianas”.