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Carlos, Alfonso y Cayetano, los grandes beneficiados en el 'reparto' de los títulos de la duquesa de Alba
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Carlos, Alfonso y Cayetano, los grandes beneficiados en el 'reparto' de los títulos de la duquesa de Alba

Cayetana, la duquesa de Alba para el común de los mortales, es mujer de férreas convicciones. A sus 87 años disfruta de su “último viaje” en

Foto: Carlos, Alfonso y Cayetano, los grandes beneficiados en el 'reparto' de los títulos de la duquesa de Alba
Carlos, Alfonso y Cayetano, los grandes beneficiados en el 'reparto' de los títulos de la duquesa de Alba

Cayetana, la duquesa de Alba para el común de los mortales, es mujer de férreas convicciones. A sus 87 años disfruta de su “último viaje” en Tailandia. A su lado siempre su fiel escudero, el exfuncionario Alfonso Díez. Su boda fue la realización de un imposible. La diferencia de edad no importó tanto como la oposición de la mayor parte de sus seis hijos. Para facilitar las cosas y pronunciar el ‘sí, quiero’ por tercera vez, todo un sueño para ella, la aristócrata consideró que era mejor proceder a la distribución de su patrimonio. De esta forma allanó su camino hacia el altar, pero este episodio no calmó la tensión familiar previa. Dicha división de propiedades no fue equitativa. Ni ecuánime para algunos. Unos se llevaron más que otros. Hubo celos, al parecer, ya templados. En cambio, estos días, la duquesa ha vuelto a protagonizar un acontecimiento que también ha levantado cierta controversia en el seno de los Alba: el reparto puntual de algunos de sus títulos nobiliarios, lo que ha desterrado fantasmas del pasado. El duque de Huéscar, como hermano mayor y heredero, el duque de Aliaga, gracias a un documento 'sorpresa', y Cayetano, han sido los grandes beneficiados.

Alfonso Martínez de Irujo y Fitz-James Stuart, duque de Aliaga y segundo hijo de la duquesa, acaba de solicitar la sucesión en siete de los títulos que ostenta su madre, entre los que están incluidos el condado de Guimerá, el condado de Ribadeo, así como el ducado de Híjar, el condado de Aranda y el condado de Palma del Río, éstos tres últimos con Grandeza de España incluida. Tal y como ha podido saber Vanitatis, no ha sido una decisión que haya tomado la propia duquesa motu proprio. El asunto tiene un trasfondo histórico. El abuelo de la actual duquesa de Alba, Alfonso de Silva y Fernández de Córdoba, duque de Híjar, dejó por escrito su deseo de que los títulos provenientes de la casa de Híjar fueran a parar a Alfonso, al que conoció cuando era un bebé. Éste, conocedor de los deseos de su bisabuelo, sacó el manuscrito que ha conservado durante todo este tiempo en el transcurso de la reunión que mantuvo con su madre y el resto de sus hermanos en julio de 2011 en la notaría de Luis Núñez, donde se ‘hizo entrega’ de la herencia económica de la matriarca de los Alba. Allí manifestó su intención de reivindicar el deseo del abuelo de su madre.

La sorpresa en el encuentro fue mayúscula. También para la duquesa que no se acordaba de la existencia de dicha carta. Al principio, se mostró muy sorprendida, pero al ver la buena acogida entre los hermanos mayores, se mostró proclive a cederle los títulos. En cambio, no todo el mundo encajó aquello de la misma forma. Especialmente, porque el clima que se respiraba no era relajado. A pesar de los continuos desmentidos por distintas partes de la familia, Jacobo Siruela ha manifestado, siempre en petit comité, que su madre ha sido injusta con él. Mientras que Eugenia consiguió Sa Aufabaguera, una impresionante casa en Ibiza, así como el cortijo de La Pizana, una finca de 600 hectáreas en Gerena (Sevilla); Fernando, el palacio de Dueñas; o Cayetano, el palacio donostiarra de Arbaizenea y un latifundio en Sevilla, Jacobo heredó algunas fincas rústicas. La tirantez alcanzó límites insospechados cuando la duquesa criticó a su actual mujer, la periodista Inka Martí, en televisión. El conflicto sigue sin dirimirse.

primigenias reticencias de su madre a que se gestionara su patrimonio en busca de una mayor liquidez. “La duquesa quiere agradecerle todo lo que está haciendo por la Casa”, explica una persona próxima actual conde de Salvatierra. Todavía no se ha procedido a enviar toda la documentación pertinente a la Diputación de la Grandeza para que Cayetano se convierta en duque de Arjona. “Él está encantado con este nuevo título, porque considera que cuando te lo dan es porque realmente te lo mereces”, prosigue la misma fuente. La concesión de este título al menor de los hijos varones de Cayetana también habría contribuido a agitar un poco más los ánimos, ya de por sí caldeados en el clan de los Alba. Carlos Huéscar niega que se tengan planeadas próximas entregas de títulos al resto de hermanos.

El que, sin duda, se quedará sin reconocimiento nobiliario es el actual duque consorte de Alba. Antes de casarse con Cayetana, Alfonso Díez se vio obligado a firmar quince cláusulas en las que renunciaba a "cualquier título, derecho u honores que le pudiera corresponder fruto de su matrimonio", entre otros puntos. “Claro que no. Alfonso no puede tener un título. Es una cuestión de sangre. Es igual que si yo quiero hacer condesa a mi mujer. No se puede. Tiene que existir un grado de consanguinidad. Él está al corriente de esto y firmó esos documentos sin problema”, manifiesta el actual duque de Huéscar, que heredará el título de duque de Alba, de Berwick y de Liria y Jérica, entre cerca de cuarenta más. La decisión de la duquesa de aprobar la cesión de siete de sus cerca de cincuenta a su hijo Alfonso y entregarle el ducado de Arjona a Cayetano ha sido vista como extraña en los círculos de alto linaje del capital. “Se suele tender hacia la acumulación de títulos. No es habitual que haya reparto”, explica  el escritor y noble José Miguel Carrillo de Albornoz. La duquesa y la polémica,  siempre bien avenidas.

Cayetana, la duquesa de Alba para el común de los mortales, es mujer de férreas convicciones. A sus 87 años disfruta de su “último viaje” en Tailandia. A su lado siempre su fiel escudero, el exfuncionario Alfonso Díez. Su boda fue la realización de un imposible. La diferencia de edad no importó tanto como la oposición de la mayor parte de sus seis hijos. Para facilitar las cosas y pronunciar el ‘sí, quiero’ por tercera vez, todo un sueño para ella, la aristócrata consideró que era mejor proceder a la distribución de su patrimonio. De esta forma allanó su camino hacia el altar, pero este episodio no calmó la tensión familiar previa. Dicha división de propiedades no fue equitativa. Ni ecuánime para algunos. Unos se llevaron más que otros. Hubo celos, al parecer, ya templados. En cambio, estos días, la duquesa ha vuelto a protagonizar un acontecimiento que también ha levantado cierta controversia en el seno de los Alba: el reparto puntual de algunos de sus títulos nobiliarios, lo que ha desterrado fantasmas del pasado. El duque de Huéscar, como hermano mayor y heredero, el duque de Aliaga, gracias a un documento 'sorpresa', y Cayetano, han sido los grandes beneficiados.