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Las doce operaciones de José María Manzanares
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Las doce operaciones de José María Manzanares

José María Manzanares vive un momento dulce. Es el torero de moda. Triunfa dentro y fuera del albero. El diestro, nacido en Alicante en 1982, domina

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Las doce operaciones de José María Manzanares

José María Manzanares vive un momento dulce. Es el torero de moda. Triunfa dentro y fuera del albero. El diestro, nacido en Alicante en 1982, domina las redes sociales, acapara las portadas de revistas de moda, posa para los Avedon del momento con estrellas de la talla de Kate Moss y ha destronado a Cayetano Rivera como Rey Midas de la publicidad. Manzanares encarna un nuevo prototipo de torero. En cambio, su elegancia y su porte recuerdan a las grandes figuras que provocaron la admiración de Hemingway. También su entrega a un oficio que, como otros, tiene sus gajes. Unos más desagradables que otros. Manzanares, hijo del matador del mismo nombre, ha atravesado por un auténtico calvario durante los últimos años: doce intervenciones quirúrgicas con sus respectivos posoperatorios.

El 9 de octubre de 2010 se cortó los tendones con la espada en la plaza de toros de Utrera y ha tenido que visitar el quirófano tantas ocasiones para poder recuperar la movilidad y la funcionalidad de la mano. En su día, este incidente le hizo estar casi seis meses de baja y provocó su ausencia en los carteles más importantes de América y parte de España. Las secuelas todavía no han desaparecido del todo. Por eso, éste apareció la noche de este martes en la presentación de Sony, la conocida marca de móviles, para cuyo spot ha puesto la voz, con una discreta venda negra en su mano izquierda, que parecía hasta elaborada con fines estéticos. “Me han hecho de todo. Llevo varias injertos y ya estoy mucho mejor. Esta temporada taurina se presenta maravillosa. Estaré en 30 o 40 corridas”, dijo éste en conversación con Vanitatis.

La reconstrucción de su mano ha sido todo un trabajo de orfebrería. Un duro proceso que ha sido mucho más fácil gracias a su familia y Rocío Escalona, su mujer, que espera para el próximo mes de abril el nacimiento del segundo hijo de la pareja: Julieta, una niña que ampliará el núcleo familiar tras la llegada al mundo de José María, el hijo pequeño del torero. “Estamos muy ilusionados con la noticia. Lo cierto es que ser padre te cambia por completo la actitud ante el toro. Antes era egoísta y solo pensaba en mí mismo. Si ahora arriesgo pienso en mi familia. Sin duda alguna te cambia la mentalidad”, manifestó el diestro. “Aunque mi mujer nunca me ha pedido que me retire. Lo pasa mal, pero nunca lo ha hecho”, matizó el torero, quien durante los últimos meses no para de protagonizar producciones de moda y ya es catalogado por medios y público en general como todo un sex-symbol.

“Me gusta este mundo, pero es algo puntual. Mi día a día está en el campo, donde me recluyo a entrenar. Al principio lo pasaba mal porque soy tímido, pero es cierto que las últimas veces que he hecho algo la gente me lo ha hecho fácil todo. Me da mucha vergüenza que me digan que soy guapo”, finalizó éste. Manzanares apareció escoltado por otros famosos invitados a la fiesta de la firma de móviles, que se celebraron en los Cines Callao de la capital. No se quisieron perder la fiesta: Nieves Álvarez, Laura Sánchez, Marisa Jara, Eva Hache, Fonsi Nieto, Luis Fernández, Miguel Abellán, Estefanía Luyk, Adriana Ugarte o Maxi Iglesias. Aunque, sin duda alguna, la verdadera estrella de la noche fue José Mari Manzanares.

 

José María Manzanares vive un momento dulce. Es el torero de moda. Triunfa dentro y fuera del albero. El diestro, nacido en Alicante en 1982, domina las redes sociales, acapara las portadas de revistas de moda, posa para los Avedon del momento con estrellas de la talla de Kate Moss y ha destronado a Cayetano Rivera como Rey Midas de la publicidad. Manzanares encarna un nuevo prototipo de torero. En cambio, su elegancia y su porte recuerdan a las grandes figuras que provocaron la admiración de Hemingway. También su entrega a un oficio que, como otros, tiene sus gajes. Unos más desagradables que otros. Manzanares, hijo del matador del mismo nombre, ha atravesado por un auténtico calvario durante los últimos años: doce intervenciones quirúrgicas con sus respectivos posoperatorios.