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La familia Linares Danko escenifica sus conflictos en un funeral
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La familia Linares Danko escenifica sus conflictos en un funeral

Las desavenencias entre Sebastián Palomo Linares y Marina Danko han llegado hasta tal punto tras su divorcio que, hasta en situaciones donde la presencia de ambos

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La familia Linares Danko escenifica sus conflictos en un funeral

Las desavenencias entre Sebastián Palomo Linares y Marina Danko han llegado hasta tal punto tras su divorcio que, hasta en situaciones donde la presencia de ambos es prácticamente obligada, el exmatrimonio evita por todos los medios coincidir. Las malas relaciones han provocado que ni siquiera en el entierro de un amigo y familiar sean capaces de compartir espacio.

El pasado día 23, fallecía en Albacete Julio González, hermano del matador Dámaso González y tío de Marta, mujer con la que ha estado casado Miguel Palomo (hijo de Sebastián y Marina), hasta que hace unos meses anunciara su divorcio. Mientras Marina no dudó en trasladarse rápidamente hasta la ciudad manchega para apoyar a su exnuera y mostrar su afecto a Dámaso, Palomo y Miguel optaron por no hacer acto de presencia en la despedida de uno de los hombres con los que el torero compartió tantas tardes de Gloria.

Julio González moría a los 60 años de edad después de una larga enfermedad y un gran número de amigos y aficionados al mundo de los toros le despedía con una misa funeral oficiada en la catedral de Albacete y una emotiva vuelta al ruedo en la plaza de toros de la misma localidad. El Niño de la Capea o El Soro fueron algunos de los diestros que quisieron rendir homenaje al banderillero, por eso llamó la atención la ausencia de Sebastián Palomo Linares. Ambos no eran sólo familia -la boda de su hijo Miguel con Marta unió dos de los apellidos con solera del mundo del toro-, sino que Julio estuvo durante varios años en la cuadrilla de Linares.

Según ha podido saber Vanitatis, Sebastián y Miguel no sólo decidieron no asistir, sino que no vieron con buenos ojos que Marina Danko acudiese a la despedida. Desde que el matrimonio decidió poner punto y final a su relación, después de treinta cuatro años casados, sólo se han visto las caras en el despacho de un notario para acordar los términos de su separación. Fuentes del entorno de Linares aseguran que el diestro llamó para dar el pésame a la familia, pero que se negaba a posar junto a Marina en un acto tan privado como ese.

Desde la ruptura de Palomo y Marina, la familia quedó dividida. A la separación de Marina y Sebastián le siguió la de Miguel y Marta. La pareja, después de casi cinco años unidos, no pudo superar sus desavenencias. En aquel momento Marina no dudó en señalar que las influencias del círculo cercano a su exmarido no habían favorecido la relación entre su hijo y su nuera: “A mi hijo y a Marta los han separado”, afirmaba Danko en una exclusiva. Desde entonces, Marina ha mostrado su apoyo incondicional a su exnuera, hasta el punto de no dudar en acompañarla en la despedida de su tío, Julio González, a pesar de las críticas que esto pueda suscitar en su exmarido y en su propio hijo, con el que apenas tiene trato.

Las desavenencias entre Sebastián Palomo Linares y Marina Danko han llegado hasta tal punto tras su divorcio que, hasta en situaciones donde la presencia de ambos es prácticamente obligada, el exmatrimonio evita por todos los medios coincidir. Las malas relaciones han provocado que ni siquiera en el entierro de un amigo y familiar sean capaces de compartir espacio.

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