'Gigi' Sarasola y su exmujer, juntos pero no revueltos en la gran fiesta de Armani

Este lunes por la noche, la calle Serrano de Madrid se paralizó como lo hace Gran Vía con los grandes estrenos cinematográficos. Armani decidió inaugurar por todo lo alto una nueva tienda y se armó gorda. Roberta, sobrina del diseñador italiano y embajadora de la firma en todo el mundo, se convirtió en la anfitriona de las hordas de famosos que no se lo quisieron perder. Con la llegada de los vips se produjo una gran expectación entre los viandantes, lo que provocó que hasta la Policía estuviera invitada a la gran fiesta. No fue muy aclamado, pero Fernando ‘Gigi’ Sarasola, jinete, empresario y mundialmente conocido por ser el primer novio de Penélope Cruz, aparecía en público tres meses después de que una de las empresas que gestiona se viera salpicada al aparecer en el sumario del ‘caso Emperador’, trama de presunto blanqueo de capitales liderada por la mafia china y cuyo principal encausado es Gao Ping.

El hermano del empresario Kike Sarasola disfrutó de la velada entre amigos. Aunque en su reentré en la vida social capitalina se topó con una asistente incómoda: Tita Astolfi, su primera y única esposa, de la que se divorció al poco tiempo de casarse. Teresa -su verdadero nombre-, proveniente de una familia de la alta burguesía sevillana y está recién licenciada en Derecho. A su vez, la joven, que pasó por la vicaría a los 23 años, ejerce como asesora de Iñigo Méndez de Vigo y Montojo, secretario de Estado para la Unión Europea y Barón de Claret. Los que fueran marido y mujer coincidieron, pero intentaron evitarse en todo momento. Tita disimuló y habló con su gran amigo Fernando Martínez de Irujo, marqués de San Vicente del Barco e hijo de la duquesa de Alba, y también con su prima Teresa Baca, que es modelo y proyecto de periodista.

Otras de las parejas de la velada fue la formada por Gonzalo Miró y Ana Isabel Medinabeitia, una joven empleada de banca que pasará a los anales del corazón por una breve relación con Iker Casillas. El hijo de la fallecida Pilar aprovechó la ocasión para presentar a su chica en sociedad y posó con ella en el photocall. Su restaurante, La Parcelita, en pleno barrio de Chamberí, se ha convertido en todo un must gastronómico. Por el interior de la tienda, que estaba abarrotada de gente, también se encontraba Ramón Hermosilla Gómez-Cuétara, que conversaba animadamente con Carlos Marina, Alejandra de Rojas y Antía de Ron. María Fitz-James Stuart, de Cien Volando, y su primo Chiqui Calleja departían sobre el éxito de Pipa and Co., el nuevo restaurante que acaban de abrir con Alonso Aznar y Fernando Nicolás. Y de decoración teorizaron Mercedes Valdenebro y Mercedes Peralta, hija del mítico rejoneador Rafael Peralta y de la siempre elegante Mamer Revuelta, que se ocupan del interiorismo de la cadena de hoteles Oikos.

Naty Abascal fue el gran reclamo de la noche, pero también se convirtió en la gran decepción. La exduquesa de Feria no se acercó a atender a la prensa, que tan sólo quería felicitarla por su reciente aniversario. Un desengaño que rápidamente solucionó Diego Osorio, con su presencia y también con su perenne simpatía. A su vez, Blanca Suárez y Miguel Ángel Silvestre regalaron sonrisas a troche y moche. Una pena la sobreexposición de los últimos meses. Como la de Adriana Ugarte y Álex González, que no pararon de darse mimos y arrumacos. Simeone, el entrenador del Atlético de Madrid, hizo acto de presencia.

Pero hubo muchos más: Silvia Alonso, Marc Clotet, Olivia de Borbón, Ariadne Artiles, Vega Royo-Villanova, Mónica de Tomás, Antonio Velázquez, Mónica Martín Luque, Luis García Fraile, Bárbara Pérez, Andrea Pascual, Fiona Ferrer, Julio Ayesa, Juana Acosta, Ernesto Alterio, Ana María Polvorosa, Luis Fernández, María José Suárez, Verónica Echegui, Ana Fernández, Jan Cornet, María León, Miguel Abellán, Alfonso Bassave, Carolina Bang, Nerea Garmendia, Jesús Olmedo, Xenia Tostado, Tomasso Musini, Inés Domecq, Constanza Manfredi, Ana Marchessi, Raúl Romero…El único que faltó fue Giorgio Armani. Estuvo en alma. El cuerpo lo reserva para Saint Tropez.