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Mar Flores, harta de que le recuerden su pasado
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Mar Flores, harta de que le recuerden su pasado

Aires nuevos en la embajada francesa después de que el anterior jefe dejara el pabellón muy alto. Bruno Delaye convirtió el territorio galo en un escaparate

Aires nuevos en la embajada francesa después de que el anterior jefe dejara el pabellón muy alto. Bruno Delaye convirtió el territorio galo en un escaparate para que las firmas y empresas de su país tuvieran un marco incomparable de lujo y esplendor en Madrid. Se despidió de la ciudad hace unos meses con pena y la duda para muchos de los que asistían habitualmente a sus convocatorias era saber si el nuevo embajador seguiría la misma senda o cambiaría el rumbo.

Pero con buen tino Jerome Bonnafont ha decidido mantener las costumbres de su predecesor. Con la ayuda de la eficaz Lola Alcaraz abrió este miércoles las puertas de su embajada para homenajear a Maribel Verdú y Olivia Palermo. La actriz es la imagen de Agua de Rochas, la fragancia que marcaba la mayoría de edad en los 80 y los 90, como recordaban algunas de las invitadas, entre las que se encontraban Paloma Segrelles, Belinda Washington, Lola Marceli, Norma Duval o Begoña García Vaquero, esposa del dueño de la mítica discoteca madrileña de Pacha, Pedro Trapote. Ella insistió en que lo único que ha cambiado en su negocio es el nombre: "Sigue funcionando a pleno rendimiento. La diferencia es que ahora se llama Barceló. Pero no se ha cerrado".  

Carmen Lomana coincidía con las anteriores y recibía doble felicitación: por su nuevo libro de consejos y por su fragancia con olor a primavera sevillana. Pero sin duda Mar Flores fue la estrella de la reunión. Una impresionante mujer de rojo, que dijo estar “harta” de que cada cierto tiempo remuevan su pasado. "De verdad que no entiendo por qué esa fijación conmigo. No me meto con nadie, vivo mi vida con mi familia y dedico tiempo a la asociación Women Together y otras iniciativas que voy montando. Que vuelvan otra vez con lo mismo me molesta y me duele. Tengo un hijo de veinte años al que en su momento le expliqué determinadas situaciones de mi vida. No tengo que esconderme de nada, porque nunca he cometido ningún delito, y ya está bien. ¿Por qué me tienen que estar juzgando siempre? ¿Qué pasa, que soy la única en el mundo que ha cometido errores? Tengo niños pequeños a los que se les puede hacer daño y no hay derecho. Y además no quiero acostumbrarme a que periódicamente vuelvan a hablar de mí. Tengo derecho a que me dejen tranquila", explicaba enfadada a Vanitatis, anunciando que dentro de poco se abrirá la terraza de Fortuny, que siempre ha sido un clásico en la noche madrileña.

Otros invitados que compartieron fragancia y champán con el nuevo embajador fueron Miguel Marinero, Inés Díez Melijosa, Koki Font, Adela Penedo, Raúl Romero, Álvaro Morilla, Julio Ayesa, Juan Manzanaro, Francis Llanes -encargado de la decoración floral de la embajada-, Mónica Martin Luque, Estefanía Luyk, Raquel Meroño, Beatriz de Orleans o María Eugenia Fernández de Castro, que dentro de poco sorprenderá con su nueva faceta profesional. 

Aires nuevos en la embajada francesa después de que el anterior jefe dejara el pabellón muy alto. Bruno Delaye convirtió el territorio galo en un escaparate para que las firmas y empresas de su país tuvieran un marco incomparable de lujo y esplendor en Madrid. Se despidió de la ciudad hace unos meses con pena y la duda para muchos de los que asistían habitualmente a sus convocatorias era saber si el nuevo embajador seguiría la misma senda o cambiaría el rumbo.