La duquesa de Alba, la gran ausente de la boda sevillana del hijo de Carmen Tello
La boda sevillana de Fernando Solís Tello y Eva Morejon superó las expectativas previstas. Supuso un acontecimiento social en el que ni siquiera faltó el omnipresente
La boda sevillana de Fernando Solís Tello y Eva Morejon superó las expectativas previstas. Supuso un acontecimiento social en el que ni siquiera faltó el omnipresente Mocito Feliz (el personaje que aparece siempre detrás de los famosos) primero en la iglesia del Salvador y después en el palacio del marqués de la Motilla de la calle Cuna, donde se celebró la cena nupcial servida por Miguel Ángel, uno de los restauradores de moda de Sevilla. Hasta el último momento, muchas de las amistades que se encontraron en el enlace esperaban la llegada de la duquesa de Alba, intima de Camen Tello.Muy a su pesar, doña Cayetana tuvo que permanecer en Dueñas, con el vestido ideado por Vittorio y Lucchino colgado en el armario. Aunque la recuperación es satisfactoria, un mal gesto o un golpe inadecuado podría complicar su esperada recuperación.
El que sí estuvo fue Alfonso Díez, que encandiló a señoras y señoritas. El flamante duque de Alba se mostró como un señor encantador, que parece saber perfectamente cuál es su papel social, sin creerse las alabanzas fáciles. En cuanto terminó de cenar, volvió de nuevo al palacio. No quería incomodar a su duquesa, que lo llamó insistentemente para saber cuando volvía a casa.
La mayoría de los invitados acudieron primero a la ceremonia religiosa oficiada por Miguel Ángel Bernal uno de los sacerdotes que, junto con Sánchez Dalp, casaron en su día a la duquesa de Alba. En este lugar fue también donde la infanta Elena dejó su ramo de novia cuando casó con Marichalar en la primavera de 1995. Algunos asistentes recordaban aquella boda con cierta nostalgia "¡Que tiempos! Cómo ha cambiado la monarquía, con duque imputado y una infanta en el punto de mira", aseguraban. La primera anécdota de la tarde tuvo que ver con la responsabilidad de uno de los niños que llevaba las arras de camino al altar. Cuando llegó el momento de la entrega, el niño no aparecía por ninguna parte y las monedas tampoco. El sacerdote decidió continuar con la ceremonia y losnovios se quedaron sin consignar visualmente ese momento imprescindible para toda pareja que se precie de serlo. Mientras tanto el pequeño, ajeno a la situación, jugaba vigilado por una cuidadora que no tenía idea de lo que había sucedido. Resulta que alguien le había dicho al niño : "No sueltes esta caja por nada del mundo" y eso es precisamente lo que hizo. Nadie se percató de que el vigilante de las arras cumplía con su deber.
Otra de las anécdotas tuvo que ver con la situación que vive la clase política. Para evitar algaradas o encuentros desagradables Javier Arenas, el ministro Arias Cañete y el alcalde de Sevilla, Jose Ignacio Zoido, fueron directamente al palacio donde se celebraba el enlace. Y, como suele ocurrir, los tres recibieron ‘subes’ y ‘bajas’ de los invitados casi en la misma proporción. Arenas llegó con su mujer, Macarena Olivenza, que fue una de las mujeres más elegantes de la ceremonia junto conla duquesa de Fernandina, Mayte Spinola con un tocado excepcional de Reyes Hellin, Marta Talegón y, por supuesto, la madre madrina, una Carmen Tello vestida con un diseño de Victorio y Lucchino color verde Nilo. Tello usó como adorno el mismo broche de brillantes que llevo su hija Carmen el día de su boda.
Era espectacular la diadema de la novia, perteneciente al tesoro del marquesado de Motilla, al igual que los pendientes. "Verdaderas obras de orfebrería que ya no se hacen", contaba Carmen Tello, pendiente de que todo funcionase a la perfección. Y así fue. La decoración floral no fue menos impresionante. Un trabajo de Isabel Candau a través de su empresa, Cartamo, que combinaba flores en toda la gama posible de rosados y blancos, con velas colocadas en sitios estratégicos. El resultado fue espectacular. De este palacio sevillano salió hace muchos años Carmen Tello cuando se separó de Miguel Solís, actual dueño y titular del marquesado de la Motilla. En aquel momento eran marqueses de Valencina, título que ahora ostenta el novio. Las relaciones con su ex son espléndidas y es ese detalle el que ha favorecido que en esta boda Carmen ejerciese se anfitriona.
Otra expareja que ha retomado la buena costumbre del diálogo son Patricia Rato y Espartaco. Los dos asistieron a la fiesta nupcial sin la tensión de hace unos años. Se saludaron y cada uno cenó en unos de los salones dispuestos para la ocasión. Rato, vestida de ‘mujer de rojo’, continúa con sus entrevistas en la revista Telva y su trabajo solidario en varias fundaciones. Una vez terminada la cena, los invitados se instalaron en el patio central, donde el grupo Los Alpresa animó con su música. La banda sonora de la boda fue el regalo de Curro Romero a los novios.
En total fueron seiscientos invitados, entre los que destacaron la familila Colonques, que dentro de poco celebrará la boda de la hija, el doctor Trujillo, el empresario Rubén Dominguez, Rafael y Mamer Peralta, Los del Rio, Mara Pérez Moya, Tere Pickman, el editor José Manuel Lara, José Miguel Rodríguez, Tomás Terry, que junto a José Carlos García y Mario Niebla de Toro fueron el trío mas elegante de la boda, Litri padre y Mayte Spinola, Montse y María Fraile, Espartaco, Victorio y Lucchino, la duquesa viuda de Solís, la marquesa de Benamejí, el cantaor Pan sequito, Curro Romero o el marqués de la puebla de Cazalla. Los condes de Peñaflor, la marquesa de las Torres de la Pressa, la duquesa de San Vicente del Puerto, José Pascual Pesudo, los marqueses de Marañón, el presidente del Betis, Miguel Guillén, Pablo Merino, que retrato a todos los Invitados o Josemi Rodrigues Sieiro fueron otros de los asistentes.
La boda sevillana de Fernando Solís Tello y Eva Morejon superó las expectativas previstas. Supuso un acontecimiento social en el que ni siquiera faltó el omnipresente Mocito Feliz (el personaje que aparece siempre detrás de los famosos) primero en la iglesia del Salvador y después en el palacio del marqués de la Motilla de la calle Cuna, donde se celebró la cena nupcial servida por Miguel Ángel, uno de los restauradores de moda de Sevilla. Hasta el último momento, muchas de las amistades que se encontraron en el enlace esperaban la llegada de la duquesa de Alba, intima de Camen Tello.Muy a su pesar, doña Cayetana tuvo que permanecer en Dueñas, con el vestido ideado por Vittorio y Lucchino colgado en el armario. Aunque la recuperación es satisfactoria, un mal gesto o un golpe inadecuado podría complicar su esperada recuperación.