Tito Rabat dedica su triunfo en Moto2 a su madre Cuca, la fallecida joyera de los famosos: "Es mi ángel"

Después de perder a causa de un cáncer en febrero de 2012 a su madre, Cuca, rebautizada como la joyera de los famosos, el destino quiso que Tito lograra este domingo, Día de la Madre, su primera victoria en Moto2. El día anterior, los resultados en la pista del circuito de Jerez, donde se celebraba el Gran Premio de España Motociclismo este fin de semana, avanzaban los buenos augurios para una fecha tan importante como emotiva para el pequeño de la familia Rabat, dueños de una de las marcas joyeras más importantes de España, que siempre han regentado Esteban Rabat y su esposa Cuca y que ha vestido con sus alhajas a numerosos jetsetters, desde los Thyssen a los Aznar.

En el motociclismo Tito encontró el bálsamo que curó las heridas profundas que provocó en él la repentina muerte de su madre. A sus 22 años, se alejó de Barcelona -donde su familia ha hecho negocio y fortuna- para trasladarse al sur de España en una caravana. Tras la muerte de su madre, en el circuito de Almería, Tito emprendió una dura terapia basada en dar cientos de vueltas y que este fin de semana ha tenido su más que merecida recompensa. "Allí siempre he encontrado la calma, incluso antes de que mi madre falleciera. Después de lo que ocurrió quería estar tranquilo y evadirme de todo", comenta Tito en conversación con Vanitatis tan sólo unas horas después de ganar su primer Gran Premio.  

En Almería aprendió que el deporte es capaz de hacer del dolor infinito una carga algo más llevadera, un eje por el que canalizar una tristeza que, sobre ruedas, parece que se hace más ligera. A Cuca le dedicó un triunfo que, más que deportivo, es personal. "Desde el primer momento tenía preparado este día, sabía que era el Día de la Madre. Tenía buen feeling, quería ganar esta carrera porque sabía que había posibilidades. Sentía que estaba a mi lado, como un ángel de la guarda". De sus palabras se desprende la satisfacción por la batalla ganada, por reconquistar parte de una vida que creyó perdida hace ya más de un año y que encontró a cientos de kilómetros de su familia, ésa que le considera el raro por no querer dedicarse al negocio de la joyería como sí hace Jordi, su hermano mayor, apasionado de los relojes al igual que su padre. 

Sobre el podio sus palabras iban en la misma dirección: “Quiero dedicárselo a ella. Se lo dedico porque sé, seguro, que me ha ayudado a lograr este primer sueño único ante mi afición”. Tito Esteve es la demostración de que no todo en esta vida viene dado por tener un buen apellido. Ocho años ha tardado el destino en hacerle un guiño y provocarle una sonrisa que, cuando habla con Vanitatis, se intuye todavía en su cara.

Cuca, una enérgica esposa

Su fallecimiento fue una sorpresa para sus amigos y familiares. Diagnosticada el 11 de septiembre de 2011 de un cáncer, cinco meses no fueron suficientes para luchar contra una enfermedad que sumió a su entorno en una profunda tristeza.

María Dolors Bergadá, conocida como Cuca, era esposa, madre y empresaria. Casada con Esteve Rabat, la pareja comenzó en el mundo de la orfebrería cuando un conocido les ofreció un taller de joyería en Badalona como pago de una deuda. Ambos dejaron sus trabajos, ella como vendedora de barcos y él como constructor en la empresa familiar. A partir de ahí, y gracias en parte a los conocimientos de Cuca en el mundo de la joyería artesanal, comenzó un negocio que se ha expandido con tiendas en Barcelona, Madrid y Valencia, y que vende a primeras marcas del gremio.

Como madre apoyó a Tito en su andadura en el motociclismo con cronómetro en mano y supo arañar los minutos de su tiempo para acompañar a su hijo a la mayoría de los circuitos donde tenía competiciones. "Ella fue la primera que convenció a mi padre para venir a verme siempre que podían", afirma. 

Muchos fueron quienes quisieron darle su último adiós. Desde Simoneta Gómez-Acebo, junto a parte del equipo de Cartier, Fiona Ferrer, hasta los Palatchi, de Pronovias, entre otros, que estuvieron al lado de su marido Esteve y de sus hijos Jordi y Tito, al que Cuca ha ayudado a hacer realidad un sueño que se le resistía.