Eduardo Zaplana se hace un retoque facial

Es vox pópuli en el Partido Popular que Eduardo Zaplana se ha sometido a una operación de cirugía plástica para modificar su rostro. Su última aparición pública no deja lugar a dudas. El exministro de Trabajo y ahora delegado de Telefónica ha pasado por quirófano para someterse a una operación que ha cambiado notablemente su gesto, tal y como confirman a Vanitatis fuentes muy cercanas al PP.

Todo hace indicar que la zona ‘reformada’ es la nariz. Aunque las tarifas varían de una clínica a otra, el que comenzase su carrera política como alcalde de Benidorm se podría haber dejado entre 4.000 y 5.000 euros de su bolsillo si se trata, como todo hace indicar, de una rinoplastia.

La nariz no parece exactamente la misma si se comparan las imágenes actuales del expolítico con las de hace apenas un mes. El 9 de abril, durante la VII edición de los Premios Valle Inclán, el ahora empresario presentaba su tradicional imagen. Sin embargo, a su llegada a Soria este pasado lunes para asistir al entierro de la exprimera teniente de alcalde de Madrid, Mercedes de la Merced, ya se podía apreciar el cambio.

A pesar de que, según sus allegados, tiene miedo a las operaciones y al quirófano, parece que Zaplana se ha dejado tentar por el bisturí. Los que le conocen saben que es tipo que cuida mucho su imagen. Sin embargo, el propio Zaplana, en conversación con Vanitatis, ha negado haberse sometido a esta operación.

Los políticos entran en quirófano

No el primer político, y seguramente tampoco el último, que se interesa por su imagen dada su repercusión ante los medios. José Bono quiso disimular su calvicie sometiéndose a un implante capilar. José Blanco se operó la vista y se puso una lente intraocular en cada ojo para olvidarse de las gafas. La exministra de Fomento Magdalena Álvarez, aunque negó haberse sometido a cualquier tratamiento, aparecía en televisión cada vez con la piel más joven. Los rumores también apuntaron a  que la exministra de Educación Pilar del Castillo se habría operado los ojos y los pómulos.

Y fuera de España la cosa no es muy diferente. El papel público de los dirigentes los expone más y les sitúa ante una decisión clave: retocarse o no. A la presidenta de Argentina Cristina Fernández ya se la conoce como la reina del botox. Otros, como Sarkozy, se han decantado por la etiopatía, una medicina alternativa. Y Silvio Berlusconi ha perdido la cuenta de sus entradas y salidas del quirófano.