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Cósima, tras los pasos de Ágatha Ruiz de la Prada
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Cósima, tras los pasos de Ágatha Ruiz de la Prada

Alejada aparentemente de los caprichos de los que hacen alarde algunos de los hijos de los más influyentes de España, Cósima es la mejor carta de presentación

Alejada aparentemente de los caprichos de los que hacen alarde algunos de los hijos de los más influyentes de España, Cósima es la mejor carta de presentación de su madre, Ágatha Ruiz de la Prada. A su lado acudió este martes a un acto celebrado en Madrid en el que la diseñadora y Jean Paul Gaultier fueron galardonados por su contribución a la difusión internacional de la moda y la cooperación francesa y española. En él, Ágatha puso la nota de color con uno de sus diseños, mientras que Gaultier fue más sobrio, como suele ser habitual.

En un segundo plano, y acompañada también por su padre, el director de El Mundo Pedro J. Ramírez, estaba ella. Cósima, de 23 años, no sólo es la pequeña de la familia, también es la niña mimada a quien se le ha llenado las manos y los bolsillos con la fortuna que sus padres han generado durante años. Por ello, es la sombra que muchas veces asoma al lado de Ágatha Ruiz de la Prada. Por agradecimiento. Así lo ha hecho varias veces en algunos actos y en pasarelas como Madrid Fashion Week, siempre vestida con diseños de su progenitora. Además, no tiene pavor al hilo y a la aguja metiéndose en el taller de su madre para dar rienda suelta a su imaginación.

Su inmersión en el mundo que rodea a sus padres tuvo lugar en 1993 en el desfile de Baby Dior que organizó la princesa Beatriz de Orleans. Allí, Cósima y su hermano Tristán fueron “una de las parejas más divertidas de la fiesta”, tal y como publicó el diario ABC, haciendo competencia a Ana Boyer y a los nietos de la duquesa de Alba, Jacobo y Brianda Fitz-James Stuart. Vestida como su madre, ya apuntaba maneras sobre sus estilismos, algo de lo que no hubo ninguna duda cuando cuatro años después apareció caracterizada de Cruela de Vil en el preestreno de la película 101 Dálmatas.

La amiga de Cebrián y Nicholson

Como toda adolescente, Cósima fue una niña rebelde. Así lo contó su madre en la biografía de Pedro J., Tinta en las venas, escrito por Eduardo Martínez Rico, que utilizó a la joven como fuente para dibujar un perfil del periodista. Crítica con él, en sus páginas puede leerse cómo Cósima no tiene a su padre sobre un pedestal, sino todo lo contrario, le tiene totalmente desmitificado a pesar de que en cada discusión familiar, dice, se unía siempre a él. La relación con su madre, en cambio, era otro caballo de batalla. Mientras la joven estudiaba en Inglaterra por obligación de Pedro J., que piensa que la educación británica potencia la individualidad y el desarrollo de la personalidad, la distancia acrecentó las tiranteces con la diseñadora, al sentirse como “si tuviera dos madres” porque siempre estaba encima de ella.

Con el paso de los años, la benjamina comenzó a tener en cuenta la pasión por la Historia que su padre le inculcó desde pequeña. Ejemplo de ello son los viajes en los que Pedro J. ponía a sus hijos cintas con los discursos de Churchill. Lo que pudiera parecer un sopor para algunos, fue la chispa que encendió su gusto por la Historia. Tanto es así, que se trasladó a Estados Unidos para estudiar esta materia en la prestigiosa Universidad de Brown, donde lo ha hecho también Rafael Cebrián Aranda, hijo de Juan Luis Cebrián, consejero delegado del Grupo Prisa, y el hijo del actor Jack Nicholson, con el que mantiene una sólida amistad. Acaba de licenciarse, según ha podido saber Vanitatis.

Una ‘chica Inditex’

Futura heredera, ostentará de su madre el marquesado de Catelldosrius y la boronía de Santa Paula, a Cósima le tentó la posibilidad de pisar La Moncloa y entrar en política, pero la realidad, de la que parece no vivir alejada, le hizo cambiar de opinión. “Sí, es cierto que me he sentido fascinada siempre por este mundo. (…) Pero ya no. Con la que está cayendo, ya no me quiero dedicar a la política”, confesó a Vanitatis.

Con cada vez menos pájaros en la cabeza, la joven ya sabe lo que es trabajar. El verano pasado fue contratada durante unos meses por una pequeña editorial de París, prefiriendo dejar a un lado las comodidades de unas vacaciones en Ibiza para optar por un mundo que parece apasionarle. Sin embargo, y a pesar de que posee el 18% del holding construido por su padre y su madre, parece que se ha visto en la necesidad de demostrar que ella sabe ganarse el pan a pesar de tener un colchón en el que muchos se hubieran tumbado de por vida desde el primer día. Tanto es así, que se convirtió en ‘chica Inditex’ -donde su hermano ha desarrollado su actividad profesional- al trabajar como dependienta en una céntrica tienda de Pull&Bear de Madrid, donde pasó desapercibida.

Con estos méritos, propios y ajenos, Cósima se ha convertido en una de las solteras de oro de nuestro país, a la que nunca se le ha conocido pareja. Será que no es fácil lidiar con unos futuros suegros en los que lo particular a veces roza lo extravagante.

Alejada aparentemente de los caprichos de los que hacen alarde algunos de los hijos de los más influyentes de España, Cósima es la mejor carta de presentación de su madre, Ágatha Ruiz de la Prada. A su lado acudió este martes a un acto celebrado en Madrid en el que la diseñadora y Jean Paul Gaultier fueron galardonados por su contribución a la difusión internacional de la moda y la cooperación francesa y española. En él, Ágatha puso la nota de color con uno de sus diseños, mientras que Gaultier fue más sobrio, como suele ser habitual.