"Cela se revolverá en su tumba cuando sepa que su segunda esposa va a colgar sus hábitos de viuda"

Marina Castaño cambiará de estado civil el próximo 29 de junio. La viuda del Nobel Camilo José Cela se casará con el cirujano Enrique Puras en su casa de Puerta de Hierro. Sin embargo, su anterior matrimonio sigue trayendo cola. Lola Ramírez, sobrina del escritor y periodista de profesión, ha decidido explotar su vena biográfica y escribir Mi relativo tío Camilo José Cela. Verdades y mentiras, publicado en Bubok. “Es probable que Cela se revuelva en su tumba cuando sepa que su segunda esposa va a colgar sus hábitos de viuda o quizás el premio Nobel peque brincos de alegría cuando lea el libro que acaba de publicar su sobrina”. Así presentan los editores esta biografía que Ramírez le entrega a Marina Castaño como regalo envenenado de bodas. En ella narra, entre otros asuntos, una conversación privada entre ambas en la que Castaño desvela detalles personales de su vida al lado del escritor.

En conversación con Vanitatis, la viuda de Cela admite no haber leído el libro, o “librillo”, como ella lo describe. Al leerle algún extracto admite que Lola “ni miente ni se está inventando nada”. Sin embargo, hay algo que no le ha gustado nada. “Lo de que se revolverá en su tumba es la tontería más grande que jamás he escuchado. Si Cela está observando desde el cielo y me ve feliz casándome, él estará feliz”. Mientras tanto, Lola Ramírez, la autora, comenta a Vanitatis que no tiene “nada en contra de ella. Sólo la conozco de ese momento. Fue muy amable y cariñosa. Yo sólo he sido una oyente de historias, no he tomado partido por ninguno. La realidad sólo la conocen los protagonistas”.

Encuentro de un solo día

“Pasa Lola, pasa, estoy tan liada que me había olvidado de ti”. Así relata la sobrina del escritor su encuentro con Marina Castaño en el libro, que reserva un capítulo entero a la viuda. En ese momento estaba preparando la boda de su hija Laura y todavía no tenía planes de boda para ella misma. La autora va relatando las confesiones de su interlocutora: “Camilo José era supervital, muy alegre, tenía unas ganas de vivir extraordinarias y jamás, jamás se quedaba atrás en el ritmo que llevábamos”.

Marina y Camilo José Cela se conocieron en 1985 en Santiago de Compostela, durante el Congreso de Folclore de las Comunidades y Nacionalidades Históricas. Cada uno vive ese encuentro de una forma bastante diferente. Castaño le cuenta a Lola, y así lo escribe ella en su libro, que les presentó un amigo en común, Ramón García Barros, por aquel entonces jefe de Relaciones Públicas del Ayuntamiento de La Coruña. Que les presentó y enseguida hicieron migas. Francisco García Marquina (examigo de la pareja, hasta el momento que escribió una biografía del escritor), narra otra historia bien diferente. Al parecer, “Marina se las ingenió para que al día siguiente la sentaran al lado del escritor”, después de que la periodista se cruzase ante sus ojos en el Convento de San Francisco y ella se diese cuenta de que el Nobel no pudo apartar los ojos de la rubia.

-Lola: ¿Cómo es posible que entre Cela padre y Cela hijo se produjese un desencuentro tan grande?

-Marina: Pues, francamente, interés económico. En cuanto el padre dejó de soltar dinero al hijo, el hijo se apartó y se desinteresó por su padre.

La relación entre los Cela es otro de los puntos fuertes de la biografía. “¿Y por qué no se la traía?”, pregunta Marina Castaño a Lola cuando ésta le dice que al hijo de Camilo le dolía que su hija Camila no conociese a su abuelo. “Más vale no entrar en cuestiones familiares”, continúa la viuda. “Pero él nunca trajo a su hija para que conociera a su abuelo. Camilo José era un hombre muy afectuoso, muy cariñoso, muy de familia. Él siempre soñó con un clan, pero le fallaron todos; desde los hermanos, hasta todos. Eso a él le tenía muy triste porque sabía que no podía contar con la familia”.

-Lola: ¿No te hubiera gustado tener un hijo de él?

-Marina: Bueno, pero la naturaleza no quiso. Y si he de confesarte algo muy personal te diría que hoy estoy agradecida a la naturaleza, porque quedarme yo sola con un hijo que hoy tendría a lo mejor 15, 18, 20 años, todo por hacer, todo por delante, encauzarlo, los estudios, eso es tremendo, de manera que, bueno, si las cosas Dios las hace así es porque es sabio y sabe lo que tiene que hacer.

Marina Castaño, ahora con 57 años, organiza el que será su tercer matrimonio. Se casó con su novio a los 18 años y cuatro años después tuvo a su única hija, Laura. Cuatro años más tarde se separaba.  Ahora perderá el marquesado que ostenta desde 1996, creado por el rey Juan Carlos a favor de Camilo José Cela. Desde su muerte, la periodista tiene derecho a utilizar el título honorífico de marquesa viuda de Iria Flavia, del que se desentenderá a partir del próximo sábado, cuando repita por tercera vez sí, quiero.

El libro de Lola Ramírez no supone ningún agravio para la viuda de Cela, pero su sobrina ha querido dejar patente que a éste, hombre posesivo y de fuerte carácter, no le hubiese gustado lo más mínimo que su esposa rehiciese su vida sentimental.